A finales del mes de marzo el cantautor cubano Silvio Rodríguez publicó un poema 
en la web Rebelión  en el que lanzaba una serie de preguntas. Una de ellas, dirigida al  opositor anticastrista en el exilio Carlos Alberto Montaner. Éste  contestó al texto de Rodríguez al día siguiente, en una carta abierta.  Arrancó entonces un inédito intercambio entre un icono de la revolución y  un destacado opositor anticastrista, que fue 
publicado por EL PAÍS  y que se ha mantenido hasta el miércoles 14 de abril, día en que se ha  puesto el punto final. Reproducimos de manera íntegra el contenido de  esta conversación epistolar.
Carta del 31 de marzo de 2010 [De Silvio Rodríguez a Carlos Alberto Montaner]
Preguntas de un trovador que sueña
(a Bertold Brecht, por sus Preguntas de un obrero que lee)
Si  el flautista de Hamelín partiera con todos nuestros / hijos  ¿comprenderíamos que se nos va el futuro? / Si ese futuro que se nos va  supiera adónde lo lleva el / flautista de Hamelín ¿partiría con él?
Si un huelguista de hambre exigiera que Obama levantara / el bloqueo ¿lo apoyaría el Grupo Prisa?
Si  los miles de cubanos que perdimos familia / en atentados de la CIA  hiciéramos una carta de denuncia / ¿la firmaría Carlos Alberto Montaner?
Si algunas firmas meditaran antes de condenar las / cárceles ajenas ¿resultarían incólumes las propias?
Si un líder del norte es un líder / ¿por qué es caudillo el que nació en el sur?
Si  la política imperial es responsable de algunas de / nuestras desgracias  ¿no deberíamos liberarnos también / de esa parte de la política  imperial?
Si condenamos la guerra fría ¿nos referimos a toda / o sólo a la porción ajena?
Si este Gobierno ha sido tan malo ¿de dónde / ha salido este pueblo tan bueno?
Aborto (marque con una cruz): / asesinato, hedonismo, piedad
Homosexuales (marque con una cruz): / Elton John advierte que Cristo era gay
¿Quién le importa al PP? (marque con una cruz): / ¿Zapata o Zapatero?
Si la Casa Blanca devolviera Guantánamo y acabara el / embargo ¿qué posición (común) adoptaría / el Kama-Sutra europeo?
Si el que hoy maldice ayer bendijo / ¿con quién pasó la noche?
Si de veras nos haría tanto daño una amnistía / ¿por qué no me lo explican?
Si  la suma de ambas intransigencias nos extingue y la / nada baldía nos  arrastra al pasado ¿nuestros hijos / tendrán lo que merecen?
¿Qué pasa con los negros? ¿Qué pasa con los amarillos? / ¿Qué pasa con los blancos?
¿Qué pasa con los rojos, con / los azules e incluso con los hombrecillos verdes?
Si alguien roba comida y después resulta que no da la vida / ¿qué hacer?
Si  otro Martí naciera entre nosotros ¿podría ser / emigrante, rapero,  cuentapropista, ciudadano provincial / en una chabola periférica?
Patria, Universo, Vida, respeto al semejante / y todos Venceremos un poquito
Carta del 1 de abril de 2010 [De Carlos Alberto Montaner a Silvio Rodríguez]
El  cantautor Silvio Rodríguez me ha hecho una pregunta públicamente. Se la  voy a responder. Es un magnífico y admirado compositor al que debe  tomársele en cuenta. 
Dice Silvio: "Si los miles de cubanos que perdimos  familia en atentados de la CIA hiciéramos una carta denuncia ¿la  firmaría Carlos Alberto Montaner?". La pregunta forma parte de lo que  parece ser un poema o la letra de una canción inédita. El texto se  titula "Preguntas de un trovador que sueña" y está disponible en un  website llamado Kaosenlared.net, vertedero ideológico en el que es  posible leer elogios a los narcoterroristas de las FARC o a los asesinos  de ETA, pero donde, de vez en cuando, aparecen críticas lúcidas a la  dictadura cubana.
Por supuesto, Silvio: yo firmaría esa denuncia.  
La CIA, como todos los servicios de inteligencia, ha hecho cosas  deplorables que merecen ser censuradas. Y las ha hecho el ejército  norteamericano cuando maltrató cruelmente a los prisioneros. Y las sigue  haciendo el Departamento de Justicia de Estados Unidos, y hasta la  Corte Suprema, cuando priva a ciertos detenidos del amparo de la ley.  Todo eso, incluida la pena de muerte, me parece abominable y contrario a  un verdadero Estado de Derecho en el que se respeten las libertades  individuales.
Ahora, Silvio, me toca preguntarte a ti: ¿firmarías  una carta en la que se denunciaran los atropellos a los presos políticos  cubanos y el acoso a las Damas de Blanco? Una carta en la que  mostraríamos nuestro respeto por Orlando Zapata Tamayo, Guillermo  Fariñas y todo aquel dispuesto a morir defendiendo su dignidad de ser  humano. 
Una carta en la que solicitaríamos la condena a los policías  responsables de la muerte de 41 infelices, la mayor parte niños y  mujeres, que huían de Cuba en un barco en la madrugada del 13 de julio  de 1994. Una carta en la que los cubanos les pediríamos perdón a los  somalíes por la matanza de miles de personas llevada a cabo en 1977 y 78  por el ejército cubano en la Guerra de Ogadén, cuando Cuba se alió a la  dictadura etíope. 
Una carta en la que se condenara la censura, el  dogmatismo, el partido único, la persecución a las personas por tratar  de defender sus ideas políticas, sus creencias religiosas, sus  preferencias sexuales. Una carta en la que les dijéramos a los hermanos  Castro que 51 años es un periodo demasiado prolongado para continuar  imponiéndoles a los cubanos un sistema fallido y cruel en el que ya casi  nadie cree, comenzando por ti, Silvio, y por tu talentoso hijo  "Silvito", músico, como tú, a quien apodan "el Libre" para  diferenciarlos, porque Silvito ha decidido cantar y decir lo que piensa.
Voy  a contestar por ti, Silvio: yo creo que la firmarías. Y creo que la  firmaría el 90% de los cubanos, hartos ya de esa vieja dictadura de  difuntos y flores. Y te diría más: es importante que todos los cubanos  interesados en salvar el futuro (porque el pasado lo hemos hecho añicos  irremediablemente), los de la oposición democrática y los reformistas  del régimen, como es tu caso, se encuentren en un punto medio para  buscar 
una salida a la trampa que nos van a legar los hermanos Castro  cuando decidan morirse y nos dejen como herencia un manicomio  empobrecido y sin ilusiones patrullado por una legión de policías  corruptos.
Hace pocas fechas dijiste que a la palabra "Revolución"  hay que quitarle la "R" para comenzar a evolucionar. De acuerdo. ¿Cómo  se hace ese prodigio? Se hace vaciando las cárceles de presos políticos,  permitiendo la libre expresión de las ideas y la asociación espontánea y  sin coacciones de las personas. No se trata de determinar ahora hacia  dónde debe ir el país. Lo que se impone en este momento es abrir los  cauces de participación para que los propios cubanos cambien todo lo que  haya que cambiar y decidan democráticamente el rumbo que debe seguirse.  Después, poco a poco, sin violencia, sin revanchas, pacíficamente,  elección tras elección, las piezas irán cayendo en su lugar hasta que  salgamos de la etapa actual y la sociedad, si así lo decide libremente,  redefina el Estado y el perfil de la convivencia.
¿Hacemos esa carta juntos? Atrévete.
Carlos Alberto Montaner
Miami
Carta del 2 de abril de 2010 [De Silvio Rodríguez a Carlos Alberto Montaner]
Montaner:
Mi  hijo Silvio-Liam es una voz que comienza a extender sus verdades. El  ama a nuestro Apóstol, no le resulta incómodo, no desea borrarlo de la  Historia. A él no le crispa que Martí haya dicho: "Viví en el monstruo y  le conozco las entrañas". Él escogió ponerse "el libre" por no sentirse  atado. Asume haber nacido así y su padre aplaude que lo sienta y lo  diga en su clave generacional.
Desconoces la razón de un joven,  pero intentas apropiártelo. No pareces comprender mucho lo que aseguras  defender. ¿Será costumbre tuya? Diseñas una Cuba distorsionada que  propagan las monstruosas cadenas. Cortando y pegando repartes un odio  que ha derribado aviones llenos de inocentes. Siempre he reprobado el  hundimiento del remolcador "13 de marzo". Pero quién va a creer que te  importan los muertos somalíes, cuando no te interesan los cubanos que  dieron su vida por un fingido prócer. A mí me conforta saber que no fue  en vano el sacrificio de los caídos en Angola. No sólo porque los haya  visto combatir y morir pobres y limpios, sino porque fueron consagrados  en la eternidad por Nelson Mandela.
Atrévete, Carlos Alberto, a  afirmar que Mandela mintió cuando dijo que la presencia cubana en África  significó el principio del fin del apartheid.
Sé que tus argucias  serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde Cuba.  Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso: 
Sigo con  muchas más razones para creer en la Revolución que en sus detractores.  Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo tan bueno?
Atrévete un día a respetar al prójimo. Atrévete a expulsar la soberbia. Atrévete a merecer un pueblo como este.
Silvio Rodríguez Domínguez
La Habana, Cuba
Carta del 3 de abril de 2010 [De Carlos Alberto Montaner a Silvio Rodríguez]
Estimado Silvio Rodríguez,
Me  has respondido con cierta vehemencia. No te gustó mi anterior  contestación a una pregunta tuya. Ojalá estos papeles tengan mejor  suerte. 
Mi intención no es hostilizarte, sino conversar civilizadamente.  Veamos.
Dices: "Mi hijo Silvio-Liam es una voz que comienza a  extender sus verdades. El ama a nuestro Apóstol, no le resulta incómodo,  no desea borrarlo de la Historia. A él no le crispa que Martí haya  dicho: "Viví en el monstruo y le conozco las entrañas". Él escogió  ponerse "el libre" por no sentirse atado. Asume haber nacido así y su  padre aplaude que lo sienta y lo diga en su clave generacional".
Yo  también, Silvio, respeto la memoria de Martí, el más ilustre de todos  los cubanos, pero no sólo el que, con bastante sagacidad y razón, temía  los impulsos imperialistas de Estados Unidos a fines del siglo XIX,  sino, además, el que criticó severamente a Marx y alabó a los  empresarios con iniciativa al grado de afirmar: "Pero los pobres sin  éxito en la vida, que enseñan el puño a los pobres que tuvieron éxito;  los trabajadores sin fortuna que se encienden en ira contra los  trabajadores con fortuna, son locos que quieren negar a la naturaleza  humana el legítimo uso de las facultades que vienen con ella".
Como  coincido con Martí, Silvio, y no con Fidel, a mi me parece muy bien que  alguien con tu talento haya podido enriquecerse legítimamente, tener  propiedades dentro y fuera de Cuba y poseer una próspera empresa de  grabaciones construida con el producto de su esfuerzo. Lo que quisiera  es que ese privilegio que te han concedido se convierta en un derecho y  se extienda a todos los cubanos. Es cruel y terriblemente empobrecedor  que tanta gente talentosa y con iniciativa, como hay en Cuba, tenga que  vivir subordinada a los caprichos de los comisarios y los burócratas.
Pero  volvamos a la generación de tu hijo, la de Silvito "el Libre", que es,  también, la de los míos, y la de Yoani Sánchez y Gorki Águila. 
¿No te  parece criminal que esos jóvenes estén obligados a suscribir las ideas y  prejuicios de unos confundidos octogenarios, paralizados por el miedo y  el dogmatismo, que adquirieron sus juicios morales y su percepción de  la realidad y de los conflictos sociales hace sesenta años, en otras  circunstancias radicalmente diferentes? Tenemos que liberar a las  jóvenes generaciones de esa carga nefasta para que sean capaces de  construir libremente sus vidas. Eso es urgente.
Sigo con tu carta.  Dices: "Diseñas una Cuba distorsionada que propagan las monstruosas  cadenas. Cortando y pegando repartes un odio que ha derribado aviones  llenos de inocentes. Siempre he reprobado el hundimiento del remolcador  13 de marzo".
¡Ay, Silvio! ¿Diseño una Cuba distorsionada? ¿Te  parece poco que, desde que se instauró la revolución, hace ya más de  medio siglo, el 20 por ciento de la población ha huido a bordo de  cualquier cosa, pagando el intento con varios miles han muertos? ¿Son  falsos los fusilamientos, los maltratos en las cárceles, los actos de  repudio a quienes se atreven a criticar al régimen? ¿Es mentira la  censura?
¿Recuerdas cuando apaleaban a los cubanos por quererse ir  del país en aquellos "actos de repudio", que no han cesado nunca porque  hoy los organizan contra las Damas de Blanco y los demócratas de la  oposición? ¿Se te ha olvidado como encerraban a los homosexuales en  campos de concentración, como los echaban de la Universidad tras  humillarlos públicamente? ¿No es verdad que en la primavera del 2003  encarcelaron y condenaron a penas de hasta 28 años de cárcel a 75  personas por prestar libros prohibidos, pedir un referéndum y escribir  crónicas en los diarios extranjeros?
¿Qué tiene que ver la  denuncia de esas monstruosidades con el condenable derribo de un avión  de "Cubana de Aviación" lleno de inocentes, crimen que me parece  repugnante? Tú condenas, y yo creo en tu sinceridad, el hundimiento del  remolcador "13 de marzo" y el asesinato en ese episodio de 41 personas,  pero ¿por qué no alzaste tu voz en la Asamblea Nacional del Poder  Popular para denunciar el crimen? Eras un diputado, un representante de  la sociedad. ¿Por qué callaste? Si quienes pueden hablar no se atreven a  hacerlo se convierten en cómplices de la barbarie y contribuyen a  perpetuarla. Quienes desean cambios deben proclamarlo con valentía.
Y  luego dices: "Pero quién va a creer que te importan los muertos  somalíes, cuando no te interesan los cubanos que dieron su vida por un  fingido prócer. A mí me conforta saber que no fue en vano el sacrificio  de los caídos en Angola. No sólo porque los haya visto combatir y morir  pobres y limpios, sino porque fueron consagrados en la eternidad por  Nelson Mandela. Atrévete, Carlos Alberto, a afirmar que Mandela mintió  cuando dijo que la presencia cubana en África significó el principio del  fin del apartheid".
Claro, Silvio, que me importan los miles de  muertos somalíes exterminados por el ejército de Cuba en una guerra  desigual y sin piedad que nada tenía que ver con la lucha contra el  apartheid y sí con darle una victoria a la dictadura etíope, entonces  aliada de la URSS. 
Como me importan, y mucho, los tres mil cubanos que  dejaron la piel en África, sólo porque Fidel Castro, sin consultar con  nadie, ni siquiera con el Partido Comunista, decidió convertirse en un  líder planetario y transformó a la pobre Cuba en la punta de lanza de  sus apetencias de renombre internacional y en el peón más agresivo y  oportunista de la Guerra Fría.
¿Para qué tanto sacrificio? Al  final, las tropas cubanas, entre otras ironías de esa insensata  carnicería, acabaron custodiando los intereses petroleros  norteamericanos en la zona de Cabinda, y hoy Angola es una nación  capitalista deseosa de olvidar los años en los que planeaba construir un  estado calcado del modelo soviético. En Angola ya nadie recuerda aquel  proyecto revolucionario por el que murieron tantos cubanos inútilmente.
¿No  crees que es hora de poner punto final a la utilización del pueblo como  carne de cañón para saciar las ansias de notoriedad de una camarilla  sedienta de poder y gloria? ¿No crees que el arrendamiento de  profesionales cubanos para pagar deudas, como si fueran esclavos, en  nombre de la solidaridad internacional, es una ofensa profunda al honor  nacional?
Mi admirado Mandela, Silvio, no mintió: tiene,  sencillamente, un ángulo diferente al mío sobre el papel de las tropas  cubanas en África. En todo caso, lo que me emociona de Nelson Mandela no  es su discutible opinión sobre el rol de las tropas cubanas en ese  continente, sino esa democracia y esa libertad sin ira que les llevó a  todos los sudafricanos en lugar de seguir el ejemplo totalitario de  Fidel.
Terminas tu carta de una forma curiosa: "Sé que tus  argucias serán multiplicadas mil veces más que cualquier verdad desde  Cuba. Desde esta dignidad cercada continuaré cantando lo que pienso:  Sigo con muchas más razones para creer en la Revolución que en sus  detractores. Si este gobierno es tan malo ¿de dónde salió este pueblo  tan bueno?
Concuerdo contigo, Silvio, en que la prensa libre será  más generosa con mis explicaciones que con las tuyas, pero no es tu  culpa. El mundo al que se adscribía la revolución cubana se derrumbó con  el Muro de Berlín y hoy esa dictadura es sólo un viejo y desacreditado  fósil, apenas emparentado con Corea del Norte, porque ya ni siquiera  China y Vietnam son regímenes comunistas, aunque, lamentablemente, sigan  siendo dictaduras gobernadas por un partido único con mano de hierro.
No  obstante, me parece legítimo que continúes cantando lo que piensas e  insistas en defender la revolución y la dictadura comunista. Ese es tu  derecho. Te diré más: la Cuba con la que sueñan millones de cubanos debe  ser un país en el que tú puedas cantar lo que piensas, pero en el que  también quepan Gloria Estefan, Willy Chirino, Paquito D?Rivera y Los  Aldeanos. Una Cuba sin exclusiones.
Entre todos, Silvio, tenemos  que forjar esa Cuba tolerante en la que no se persiga a nadie por  manifestar sus ideas. No te equivocas cuando dices que el cubano es un  pueblo "bueno". Todas las dictaduras comunistas padecían malos  gobiernos, pero tenían pueblos buenos en los que no faltaban los  Sajarov, los Walesa y los Havel. En Cuba también abunda esa clase de  héroes. Muchos están presos.
Tenemos que encontrarnos en un claro  de la historia patria para darnos ese abrazo de reconciliación, libertad  y cambio que casi todos anhelamos. Saltemos sobre nuestras diferencias,  Silvio, y hagamos un mundo mejor para nuestros hijos. Un mundo  democrático y libre, como esas veinte naciones que están a la cabeza del  planeta; esas veinte naciones a las que quieren escapar tantos cubanos  jóvenes, como tú mismo acabas de advertir muy preocupado. Entre todos,  Silvio, pacíficamente, podemos cambiar nuestro destino y salvar el  futuro.
Con genuina cordialidad cívica,
Carlos Alberto Montaner
Madrid.
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