domingo, 15 de mayo de 2011

PABLO LUCIO PAREDES PRÓLOGO LIBRO MICRO MACROECONOMÍA


PRÓLOGO

La economía es una ciencia en construcción (o talvez no lo sea, sobre la base de los preceptos  de las ciencias naturales) a la que se le exige mucho, porque está ligada a la vivencia diaria de las personas y sus organizaciones. Quisiéramos pulsar un botón y que exista un recetario para resolver los problemas de las sociedades que en gran medida son económicos, porque eso esperamos de la economía bajo cualquiera de las definiciones con la queramos mirarla: el manejo eficiente de los recursos escasos, la acción humana como motor de la sociedad, la resolución de conflictos entre intereses divergentes,  etc.
Todo problema no resuelto, y por casi definición de las sociedades humanas un problema resuelto engendra casi automáticamente un nuevo desafío por resolver, es una oportunidad para criticar a la economía por su incapacidad para enfrentarlos.  El medio ambiente, la energía, la pobreza, el crecimiento están ahí en primera línea. Y las crisis, como la que hemos vivido desde el 2007/2008 y de la que no estamos aún seguros si hemos salido, son una oportunidad para profundizar estas críticas porque supuestamente no supimos prevenirlas a tiempo, o al menos anticiparlas con suficiente certeza, y porque los remedios son dolorosos, inciertos y demasiado lentos.
Y los críticos tiene razón porque la economía es evidentemente un edificio en construcción al que le faltan aún muchos pisos por elevar, pero sin duda, tiene aún cimientos que son endebles y discutibles.  Por eso necesitamos discutir más, criticar más, abrir más las mentes e ir explorando constantemente las avenidas ya cubiertas y los nuevos senderos. Todo artículo, publicación, libro que vaya en ese sentido es bienvenido y necesario.  Por eso es bienvenido y positivo el aporte de Pablo Zambrano Pontón, más aún por la manera como lo hace: paciente, didáctica, con apoyos instrumentales  y de ejercicios.
La microeconomía se sustenta en el concepto de optimización por parte de los agentes económicos, es decir un balance entre costos y beneficios, o al menos del concepto que las personas y nuestras organizaciones actuamos “como si” optimizáramos. ¿Ha sido eso un gran avance para la economía? Sin duda. Ha permitido dar una mirada fresca a muchos campos y decisiones de la vida diaria, no completa ni definitiva, pero ciertamente enriquecedora frente a otras visiones como la sociológica, sicológica o antropológica.  Y la profundización y críticas a esta visión han enriquecido la comprensión de la sociedad, en temas tan variados e importantes como la información asimétrica, los riesgos morales, la actuación de los representantes políticos y tantos otros.
Pero al mismo tiempo esto ha encerrado a la economía en un paradigma que ha frenado su desarrollo, porque sin duda las personas somos mucho más (¿o menos?) que simples optimizadores e incluso cuando intentamos hacerlo, lo hacemos mal. Pero cuando nos juntamos, y casi todo el tiempo actuamos colectivamente, estos problemas de optimización se tornan más complejos. Incluso porque el propio entorno de mercado en que nos situamos es difícil de moldear y modelar. Como es muy difícil manejar la complejidad de las relaciones humanas, todavía tendemos  a centrarnos en conceptos como el mercado de tal o cual producto, como si ese mercado existiera, cuando en realidad lo que existen son espacios en los cuales cada día hay una mayor diversidad, cada día los productos se diferencian más y en consecuencia cada día se crean nuevos mercados de un producto que era inicialmente  homogéneo   (pero durante un período muy corto). Hablar de equilibrios o precios únicos se torna muy complicado, porque no integramos la noción de creación continua.
Y sobre todo esa visión de optimización, nos lleva a siempre establecer como paradigma de comparación el llamado mercado perfecto o el mercado en equilibrio. El simple hecho de tener algo “óptimo” con qué comparar, ya es en sí mismo un problema. Si estamos en un proceso complejo en plena construcción dinámica  ¿existe ese óptimo contra el que medirnos? Esto es muy importante porque pone en duda avances aparentemente decisivos como el de las fallas de los mercados. ¿Fallas en relación a qué? O de la información imperfecta ¿imperfecta frente a qué? Lo mismo en tantos otros aspectos. Ni el óptimo ni el equilibrio tienen demasiado sentido. La economía está sin duda más cerca de las ciencias de los procesos irreversibles fuera de equilibrio que las visiones del equilibrio.
Y la macroeconomía presenta esquemas similares. Porque se han hecho aportes importantes. Los fenómenos inflacionarios son hoy mejor entendidos, aunque quizás hemos sido muy lentos en incorporar  los conceptos y las mediciones ligados a la inflación de activos y la inflación generada en las burbujas. Los desajustes de balanza de pagos y sus impactos son mejor entendidos, aunque no necesariamente mejor anticipados, porque obviamente son fenómenos de masa crítica o de transición de fase que son muy difíciles (¿o imposibles?)  de anticipar. Hay progresos ciertos en muchos campos de la economía.
Pero el debate sigue abierto, y el más público, notorio y abierto es entre los keynesianos (con todos sus calificativos de neo o post) y los monetaristas (con calificativos similares), además de la línea austriaca que nunca debe ser olvidada, de la misma manera que el marxismo no puede ser descartado porque el        pensamiento se enriquece de lo que uno cree que es válido, pero también de lo que uno considera obsoleto o inútil, mantener vivas visiones diversas es fundamental. Y eso lo hace Pablo Zambrano Pontón con paciencia, meticulosidad y una vez más con  ejercicios ilustrativos.
¿La macroeconomía enfrente muchos desafíos? Sin duda, y todos ligados a nuestra desesperación (¿ilusoria?) por una economía instrumental que resuelva los males de la sociedad.  Siempre nos decepcionará la economía porque nunca podrá dar respuestas definitivas a temas que surgen de las propias dinámicas sociales, culturales, históricas como son el desarrollo, el crecimiento, las ventajas comparativas y competitivas o la equidad. Y cuando la economía quiere ser más práctica e instrumental  como en los impactos de las regulaciones monetarias y fiscales, se encuentra con fenómenos de no linealidad o complejidad difíciles de modelar, diseñar y controlar. Y siempre se mantendrá vigente el debate entre los que quieren convertir a la economía en un conjunto de modelos matemáticos que generan resultados cuantitativos, y los que ven al enfoque en principios y solidez cualitativa como el camino correcto.
Pero en estos siglos en que la humanidad ciertamente ha avanzado en mejorar sus condiciones de vida, algo ha tenido que ver la economía tanto por los conceptos como los mecanismos que ha aportado. Y lo seguirá haciendo. Por eso debemos seguir reflexionando sobre sus éxitos y fracasos, sobre los senderos abiertos, inciertos o descartados. Y libros inteligentes como el de Pablo Zambrano Pontón nos ayudan a seguir caminando.

Pablo Lucio Paredes
Director del Instituto de Economía USFQ / Quito

2 comentarios:

leptium dijo...

Buenos dias, soy estudiante de economia de la Universidad Catolica de Santiago de Guayaquil. Queria saber si me podria ayudar diciendome donde puedo conseguir su mas reciente libro porqe me han mandao a leerlo y exponer mis comentarios frente a su obra en el salon de clases. Muchas gracias por su ayuda.

Anónimo dijo...

Gracias, en 3 semanas estará disponible en MR BOOKS y las principales librerías dl país. Puede dejarme su mail para ayudarle con un resumen completo, con gusto. Saludos cordiales. Pablo Zambrano Pontón.