sábado, 6 de agosto de 2011

¿Qué es el socialismo?, ¿En qué se diferencia de la socialdemocracia?

El socialismo es una ideología política que defiende principalmente un sistema económico basado en la socialización de los medios de producción, que se caracteriza por su crítica al capitalismo y fundamentalmente al libre mercado.  Es un término que permanece fuertemente vinculado al establecimiento de una clase trabajadora organizada, creada mediante revolución (marxismo-leninismo), o por la vía de reformas institucionales (socialismo democrático).
La ideología con que muchas veces se relaciona en la actualidad al socialismo, es la SOCIALDEMOCRACIA  que trata de reducir las diferencias económicas entre las clases sociales.  Los gobiernos socialdemócratas, tienen medidas para redistribuir la riqueza;  así, a las personas de clase alta (personas que poseen más riquezas/dinero que la media de la población) se les exige pagar mayores impuestos que a la media de las personas de ese país, con el fin de distribuir la riqueza en la sociedad y ofrecer o facilitar oportunidades, que individuos de menor clase social no podrían disfrutar.  Razón por la cual en la actualidad, la mayoría del socialismo y de esta palabra se identifica con los postulados socialdemócratas, incluso por parte de corrientes clásicamente asociadas al movimiento socialista marxista, que ante la parcial asimilación de la palabra "socialismo" por la socialdemocracia dudan, evitan o rechazan denominarse de esa manera, dada su asimilación del mercado[1].  En este sentido, al liberalismo social, se lo podría considerar como parte de la socialdemocracia, siempre y cuando se coloque en primer lugar a la economía por sobre los aspectos sociales y políticos; pues hay socialdemócratas que intentan ubicar a la sociología y a la política, por encima de la economía y eso tampoco ha dado resultado en la práctica.  ¡Sin recursos económicos, es imposible ser solidario!
El significado dado al socialismo es muy amplio.  No obstante, también hay pensadores y políticos radicales que al hablar de socialismo, se refieren al marxismo colectivista, estado céntrico o de partido único; y su esquema suele ser el de políticas económicas intervencionistas o en extremo estatistas, como sucede en Cuba, Corea del Norte y actualmente también en Venezuela.  País éste último, donde recientemente han existido muchas violaciones en contra de la propiedad privada, de la libertad de expresión y del mercado; que han hecho de esta nación latina, una nueva sucursal cubana en la región (la primera fue Chile en la década de 1970, durante el régimen marxista de Salvador Allende).  No obstante, habrá que ver más adelante si cambia o no el panorama de Venezuela,  luego de las declaraciones de Fidel Castro el 8 de septiembre del 2010, cuando dijo que su “modelo”, ya no funciona ni para ellos, peor para exportarlo; y,  especialmente después de que la oposición venezolana se consolide como una nueva fuerza política en la Asamblea, lo que tal vez logre impedir que sea otra nación de ideología marxista en la región.

Según el sociólogo Dieterich, “los gobiernos socialistas en América Latina, son más bien intentos de aplicación contemporánea de las políticas de la economía social de mercado” (liberalismo socialmente responsable).  Al parecer el “inventor” del socialismo del siglo XXI, se refiere a los “socialismos” de Lula en Brasil y de su antecesor Fernando H. Cardoso, de Lagos, Bachelet, y de la Concertación en Chile; de Tabaré Vásquez en Uruguay (Mujica, hoy) y del Alan García actual en el Perú.  Quienes, siendo gobiernos políticamente originarios de la centroizquierda o incluso ex marxistas conversos, aceptan la economía liberal de mercado, con amplias coberturas sociales para la población más necesitada de sus respectivos países, haciéndole ver al mundo y al resto de la región, que ¡sí es posible compatibilizar la libertad económica, con la necesaria solidaridad social!
Fernando Henrique Cardoso, por ejemplo, se declara socialdemócrata y fue el primer Presidente del Brasil, que se interesó en los pobres de manera real, inaugurando un modelo de asistencia pública de una altísima efectividad concreta.  Así, conocedor de que la gran miseria del gigante sudamericano, es explicada por la ignorancia y el analfabetismo, concedió subvenciones financieras a las madres de familia, con la condición de que éstas escolaricen a sus hijos.  Después, Lula, contra todo pronóstico, dado su pasado marxista y sindicalista, continuó con las políticas liberales socialmente responsables de Cardoso, otorgándole independencia al Banco Central, estabilizando la moneda, abriéndose al mercado, privatizando entidades estatales ineficientes y monopólicas, dándole importancia a la transparencia fiscal y manteniendo la política denominada “ayuda condicional a las familias”.
En el enlace digital  (http://e-pesimo.blogspot.com/2008/11/mercados-de-la-mano-invisible-de-adam.html), se lee: 
“Pese a su fuerza y repercusión, el marxismo no fue, sin embargo, la única respuesta a la revolución industrial y el desarrollo mundial del siglo XIX. Hubo una vertiente más light: el socialismo democrático (o simplemente, “socialismo”).  Ya sea en su vertiente inglesa (los fabianos, herederos de una tradición mixta entre socialistas utópicos y las teorías de David Ricardo), como en la continental.
Tanto unas como otras, parten de una premisa: Smith se equivocaba.  Los mercados no pueden y no deben regularse solos.  Es necesaria la intervención estatal porque la utopía de que la búsqueda del interés personal conduce al bien general es una falacia.  Lo que se necesita es un regulador, un planificador, que coordine la economía para paliar las inevitables injusticias.
El socialismo busca la redistribución de la riqueza mediante el lema «de cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades».   En el siglo XX, y salvo en unos cuantos lugares, la máxima que triunfó fue ésta, pero sin la ortodoxia del marxismo.   Hubo quien, como Ludwig von Mises, anticipó a principios de la década de 1920 la imposibilidad del cálculo económico en las sociedades socialistas.  Pero ya antes, algunos críticos desde dentro, como Eduard Bernstein, abogaron por un revisionismo de los socialistas clásicos (Marx) para adaptarlo a la realidad.  Lo que dio lugar a la socialdemocracia y al socialcristianismo, especialmente tras la encíclica Rerum Novarum del papa Leon XII en 1891”.

En contraste con la socialdemocracia, para el marxismo-leninismo, el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo, por ello los procesos revolucionarios vividos por la ex URSS, Corea del Norte, la Cuba Castrista y la China Maoísta se relacionan con esta doctrina.  Los únicos sobrevivientes de la fracasada aventura comunista son Cuba y Corea del Norte; pues la URSS fue desintegrada y en la China se ha pasado del comunismo al consumismo.  Al punto que en la China actual, según lo relata Oppenheimer en su libro: “cuentos chinos”, la mayor atracción turística de inicios del siglo XXI en Beijín, es el monumento al consumidor.
Para los marxistas el socialismo implica una sociedad altamente “igualitaria y solidaria”, sobre la base de la democracia obrera y la propiedad social sobre los medios de producción, haciendo hincapié en un fuerte desarrollo productivo y cultural, con una economía planificada capaz de suplir holgadamente las principales necesidades mayoritarias.  Un rasgo distintivo de los comunistas, es tratar de superar el sistema capitalista.  Porque ellos lo ven como la raíz de todos los males.  En este sentido, no es lo mismo un socialdemócrata que un comunista, porque el primero trata de que haya una mejor redistribución del ingreso y la riqueza, a través de mecanismos concretos como son las reformas tributarias, por ejemplo; mientras que los segundos, quieren implantar un sistema socialista, con un estado hiperactivo e intervencionista, como paso previo al comunismo.
 
Sebastián Hurtado Pérez, columnista de Diario El Comercio de Quito-Ecuador, señala: …“algunos erróneamente califican de comunistas a ciertas naciones, sin tomar en cuenta que comunismo es un sistema económico utópico que nunca ha sido aplicado en ninguna parte del mundo…” (Fuente: www.elcomercio.com).  No obstante la opinión de este destacado articulista, cabe señalar, que es hacia allá, a donde pretenden ir los socialistas más radicales, a la construcción del socialismo, como fase previa al comunismo.  Por tanto, el que no se lo haya aplicado nunca, no significa de modo alguno, que ellos se hayan olvidado de las igualitarias tesis marxistas y que jamás la intenten poner nuevamente en vigor, con los tristes resultados que todos conocemos (incluso los socialistas marxistas saben que no ha funcionado el socialismo en el ámbito económico, no obstante lo justifican diciendo que no ha sido implantado en la forma recomendada por Carlos Marx, o que no fue Trotsky el que lo impusiera en la ex URSS, sino Stalin). 
Siempre lo pretenderán hacer, mientras tengan el pretexto de la desigualdad capitalista, de las fallas del mercado, de los normales ciclos económicos, en fin; que sin duda existen, pero para eso están los impuestos y los subsidios directos para humanizar al capitalismo y dotarlo de contenido social.  Así pues, el liberalismo social en la práctica ha demostrado ser el menos pernicioso y dañino modelo que existe, porque partiendo de la libertad económica redistribuye socialmente la riqueza.  Fijémonos en las palabras de Evo Morales en Bolivia, quien abiertamente señaló que el capitalismo no puede convivir en armonía con la naturaleza y que por tanto la humanidad se enfrenta a la elección: “naturaleza o capitalismo salvaje”.  Así pues, decir que nunca se lo ha aplicado, no significa que algunos políticos socialistas del ala marxista, se hayan olvidado de sus quiméricos sueños de cafetín.  A propósito, el mundo contemporáneo se enfrenta ahora también a una nueva especie de credo o fanatismo, el denominado ambientalismo extremo, que culpa de todos los males al liberalismo, en el sentido de que al ser éste un modelo probado de desarrollo (ellos así lo reconocen), estaría destruyendo al planeta y esto sin duda alguna también es una exageración y un peligroso dogma ideológico, puesto que las mismas sociedades libres a través de nuevas invenciones, generadas en ambientes institucionales de libertad y solidaridad,  van creando las suficientes medidas de mitigación, como para remediarlo.  
Volviendo al socialismo marxista (pariente cercano del ambientalismo extremo), se escuchó en los noticieros ecuatorianos una voz con acento boliviano en la cumbre del ALBA en Otavalo el 24 de junio del 2010: “en el capitalismo te pagan para que trabajes, para mantener la explotación capitalista; en el socialismo tú trabajas por convicción, sin que nadie te obligue”, que suena bonito, pero es poco pragmático y efectivo en la realidad, o si no preguntémosles a los cubanos cuyo salario promedio es de 10 dólares por mes.[2] Un maestro en Cuba gana 9 dólares y 60 centavos por mes; un ingeniero,  14 dólares con 40 centavos y un médico, 27 dólares por mes.[3]
Andrés Oppenheimer, a propósito de las remuneraciones en Cuba señala: “En teoría, el régimen cubano provee a la población de alimentos subsidiados y cuidados médicos gratuitos que no existen en otros países y que deben ser tomados en cuenta en cualquier comparación salarial.  Pero cualquiera que haya visitado Cuba sabe que la tarjeta alimentaria no cubre más que las necesidades mínimas para una semana por mes y que los servicios médicos a menudo sólo funcionan en los hospitales para turistas (…)”. [4]
Así que estimado amigo boliviano para ti y para ciertos soñadores tal vez el sistema socialista comunista cubano sea un modelo equitativo de desarrollo, porque seguramente quieres que el Estado te provea de todo y tú esforzarte al mínimo, o explícanos entonces desde tu visión ideológica ¿Por qué se cayó el muro de Berlín? ¿Por qué ya no existe socialismo en la ex URSS? ¿Por qué Rusia, China e India decidieron aplicar el capitalismo liberal en lo económico? ¡Amigo!, con todo afecto y respeto para ti, el socialismo comunista no funcionó simplemente por su tiranía de Estado, por despreciar a la libertad económica, por ser solidario sólo con una elite del partido comunista (con la clase dirigente), porque en la práctica, según el “Libro Rojo del Comunismo”, este sistema le costó al mundo, entre paredón y disidentes, más de 100 millones de muertos, que fueron víctimas inocentes del despotismo totalitario, por el simple hecho de pensar diferente y querer ser libres.  Totalitarismo represivo de Estado, que se opone al progreso de las naciones.
Dice Wikipedia: “El comunismo (De común), entendido como orden socioeconómico, es una comunidad organizada en forma colectiva que implica la supresión de la división del trabajo y del dinero, y con éstos la desaparición de las clases sociales propias de la sociedad civil.
El Comunismo , entendido como movimiento político, es una organización de partido que ha adoptado desde el siglo XIX la doctrina marxista, y cuyo principal objetivo es el establecimiento de una sociedad sin clases sociales en un proceso continuo de dos etapas: la primera es un orden socialista (o "primera fase del comunismo") que supera los antagonismos de clase mediante la supresión de la propiedad privada de los medios de producción mediante su traspaso provisional al Estado bajo el control de la clase obrera no poseedora o proletaria; la segunda es la construcción de un orden propiamente comunista en el cual se suprime toda forma de propiedad privada y se hace posible la abolición del Estado al ir asumiendo las clases trabajadoras todas sus funciones económicas y militares, así como termina aboliéndose a sí misma la propia clase proletaria al finalizar la necesidad económica de una organización político-estatal de lucha de clases: el trabajo asalariado y la distribución por productividad, ambos remanentes de la sociedad burguesa que le dio origen”.
¡Suena bonito!, pero es poco práctico y realista, un mundo donde todos seamos iguales, nada individualistas y muy solidarios.  Prefiero, un mundo donde no haya desigualdades sociales, con igualdad de oportunidades para todos… donde seamos más prósperos y felices, porque así lo hemos decidido individualmente, no porque así lo haya impuesto o decretado un “comité de burócratas”.  Porque hay que decirlo claramente, detrás de ese Estado, hay personas concretas, decidiendo nuestro futuro.  No me gustaría, que algún “iluminado” nos venga a decir qué es justo y qué no lo es, qué productos consumir y cuáles no, qué programas de televisión mirar y cuáles no… En fin, prefiero la libertad y el liberalismo social, porque éste con los defectos propios que tiene, por ser un invento de la civilización humana, es mejor que la planificación centralizada y el comunismo.  ¡Qué sonarán muy bien en teoría! (de hecho el paraíso cristiano debe ser así), pero no toman en cuenta que al ser dirigido por seres humanos movidos por sus propios intereses en el sector público y no por “arcangélicos” funcionarios: ¡está condenado al fracaso!, porque si habría sido benéfico para la humanidad, todavía seguiría en pie en la ex URSS, en China y en los países de Europa del Este.  En Cuba, por ejemplo, el socialismo vive sus horas de agonía, se encuentra en estado vegetativo, con respiración artificial, a la espera de que su gobierno marxista, le retire el tubo de oxígeno.
Los socialistas marxistas proponen además, la desaparición del dinero, al cual lo ven como un instrumento de injusticia e inequidad “social”.  La pregunta aquí es: ¿Con qué será de realizar el intercambio? Con piedras, con animalitos, con espejitos, con sal, en fin.  En palabras simples, pretenderían que la sociedad humana involucione a la edad de la “piedra”, es decir, retorne al arcaico sistema del trueque que es característico de las sociedades atrasadas y de los países que sufren crisis económicas (acordémonos los ecuatorianos cuando después de la crisis de 1999, empezamos a emplear el trueque, por la desconfianza en el Sucre).  El trueque tiene dos inconvenientes: 1) La imposibilidad de conocer el valor real del bien o servicio a ser intercambiado, porque nadie cambia algo que sea exactamente del mismo valor (o usted ha ido al mercado a cambiar un billete de un dólar, vez tras vez), pues éste es un concepto subjetivo, que depende de la escasez (menor oferta y mayor demanda), como lo demostraron claramente los marginalistas neoclásicos ; y 2) la mutua coincidencia de necesidades, es decir, para que usted intercambie algo conmigo, usted debe necesitar el producto mío y yo también el suyo, lo cual no siempre es así. 
No debemos esperar todo del Estado y aportar con nuestro granito de arena al desarrollo nacional.  El socialismo comunista es totalitario y estatizante por definición, mientras que el liberalismo social confía en el individuo y en su afán de superación. 


Nada es Gratis
A la mitad de una clase en una Universidad de Occidente, uno de los alumnos oriundo de un país socialista, inesperadamente le preguntó al profesor:
  - "¿Usted sabe cómo se capturan los puercos salvajes?"
El profesor creyó que era un chiste y esperaba una respuesta divertida.
El joven respondió que no era un chiste. Y dijo:
- "Usted captura puercos salvajes encontrando un sitio adecuado en la pampa y tirando un poco de maíz en el piso.  Los puercos vienen diariamente a comer el maíz esparcido en el suelo.
 Cuando se acostumbran a venir diariamente, usted construye una cerca a un costado del sitio en donde ellos se acostumbraron a venir. Cuando se acostumbran a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca. Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco acostumbrándolos y distrayéndolos hasta instalar los cuatro costados del corral alrededor de los puercos golosos y vagos; al final instala una puerta en el último lado. De esta forma, los puercos ya están acostumbrados al maíz fácil y a las cercas y comienzan a venir solos por la entrada.  Es ahí cuando Usted cierra el portón y captura a todo el grupo."
- “Así de simple, en un segundo, los puercos pierden su libertad. Ellos empiezan a correr en círculos y a chillar dentro de la cerca, pero ya están atrapados.  Luego, obviamente, empiezan a comer el maíz fácil y gratis. Se quedan tan acostumbrados a eso que se olvidan cómo cazar y alimentarse por sí mismos, e, irónicamente, aceptan la esclavitud (...)"
FUENTE: www.ecuadorenvivo.com (20 de agosto del 2010)

Comentario:
Los socialistas del siglo XX aspiraban, que el socialismo sea la fase previa hacia el comunismo.  Así que la próxima vez que le hablen de socialismo, piense en Cuba, no en Chile, ni en Europa.  No se confunda entre socialismo y “conquistas sociales”.  El socialismo comunista, presenta un predominio del Estado por sobre los particulares en la actividad económica, no respeta la propiedad privada, confisca por doquier, reprime libertades básicas de los seres humanos, confía más en el Estado que en el mercado, quiere planificarlo todo, controlarlo todo, es intolerante ante la opinión ajena, etc.  Algo que ni en Chile, ni en España, ni en Europa, por ejemplo, se vive hoy en día.
Hay quienes opinan que el socialismo de Marx, Engels y compañía es científico por el hecho de que cada vez que se lo quiso implantar, invariablemente fracasó; y, dado que para que un conjunto de conocimientos tenga el carácter de ciencia, es necesaria la repetición sistemática del fenómeno.  ¡Así sería entonces!, como lo testifican los casos de: La ex URSS, China Popular (la de Mao), Vietnam, Cuba, Corea del Norte, Chile (en la época de Allende), Polonia, Alemania Oriental y demás países de Europa del Este. 
Si usted quiere saber, si se aplica o no socialismo marxista en un determinado país, siga tres reglas básicas, 1) ¿Qué opina su presidente sobre la propiedad privada? ¿La respeta, la confisca o la expropia?, si la respeta no hay socialismo marxista allí, pero si todo dice: ¡Confísquese!, no hay caso el individuo en cuestión es socialista radical.  2)   ¿Qué opina su presidente sobre el mercado?, ¿Confía en él o quiere planificarlo todo?, si confía en el mercado no hay socialismo marxista allí, pero sí todo dice: ¡Nacionalícese!, o ¡Planifíquese!, eso es socialismo marxista también; y, 3)  ¿Su presidente habla todos los días de burguesía y proletariado? ó ¿de oligarquía y clase trabajadora?, ¿habla sobre imperialismo?, peor aún ¿ha calificado de “pitiyanquis” a ciertos “pequeño burgueses”?,  Si la respuesta es afirmativa a más de una cuestión, no hay duda amigo mío, usted vive en un país socialista con tendencia comunista.  Por ello, debe prepararse para un colapso socioeconómico de enormes proporciones, como ya sucedió en el pasado (recuerde que el socialismo es “científico” y siempre e invariablemente el fenómeno de su colapso se reproduce, vez tras vez).  Además, ya lo dijo el filósofo Santayana: “los que se olvidan de la historia, están condenados a repetirla”. 
 
FUENTE: "Visa al Desarrollo", Ec. Pablo Zambrano Pontón, pronto en circulación.

[1] Los socialdemócratas con tendencias liberales, creen en la economía de mercado, pero consideran además que el Estado es el llamado a resolver los problemas sociales derivados de la injusta distribución del ingreso y la riqueza. 
[2] Granma, 22 de febrero del 2002; “Revelan que el salario mensual equivale a 10 dólares” Agencia France Press, 22 de febrero del 2003. 
[3] Associated Press, 18 de febrero del 2005
[4] Oppenheimer Andrés.  “Cuentos Chinos”.  Random House.  México 2006.  Página: 29

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