viernes, 12 de agosto de 2011

LA CRISIS NORTEAMERICANA, ¿CULPA DEL LIBERALISMO, O DEL ENORME GASTO PÚBLICO?

Por: Pablo Zambrano Pontón
ECONOMISTA, CATEDRÁTICO Y ESCRITOR 

Es frecuente que aquellas personas que quieren despotricar en contra del capitalismo (porque según ellos, el socialismo es la única solución) culpen al liberalismo y a la mano invisible del mercado, de la actual crisis de la deuda pública norteamericana.  Nada más alejado de la verdad, como lo veremos a continuación.

En primer lugar, la presente crisis, más que ser un traspié del liberalismo, constituye un efecto de la "mano visible del Estado", del capitalismo rentista o mercantilista, que es el que estuvo vigente en la economía mundial, antes de que aparecieran en escena las teorías de Adam Smith, a fines del siglo XVIII.  ¿Por qué? Bueno porque los EEUU, siempre fueron un país que se caracterizó por hacer caso omiso de las recomendaciones de brillantes pensadores económicos como las de Milton Friedman (el discípulo moderno de Smith), por ejemplo (quien siempre ponderaba el estilo del capitalismo liberal de Hong Kong, al punto que sentenció: "Si quieren ver capitalismo en acción, vayan a Hong Kong).

En su lugar, creyeron que es a través del incremento del gasto público en todo tiempo y lugar (contradiciendo incluso a Keynes), sumado al enorme proteccionismo (mediante groseros subsidios a la agricultura: alrededor de 190.000 millones de dólares, en el período 2002-2012 en valores nominales), el que los iba a consolidar por siempre como una superpotencia económica.  Gobiernos como los de Clinton, Busch y Obama, elevaron inmisericordemente la deuda pública, a tal punto que ésta hoy supera el 100% de su PIB (Llegando a la escalofriante cifra de 14.4 billones de dólares).  Por eso decir que el gobierno de Bush era liberal, es desconocer (o ignorar) que el capitalismo mercantilista, es otro tipo de capitalismo, ese sí: salvaje y despiadado.

Tan grave es la situación en EEUU que, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor's, el dia viernes 05 de agosto de 2011 rebajó la calificación para la deuda de los Estados Unidos de America de "AAA" a "AA+" por primera vez en su historia.  Además, Lehman Brothers, el otrora cuarto banco de inversión más grande de Estados Unidos, se declaró en bancarrota ante la imposibilidad de pagar 600 mil millones de dólares a sus acreedores: familias, inversionistas,  empresas de todo tipo y entidades gubernamentales.  Se sabe también que el déficit fiscal norteamericano es de alrededor de 1.600 billones de dólares (11% del PIB, cuando lo sano y prudente es que sea de alrededor del 3 o hasta máximo el 4% del PIB, recordemos que Grecia tuvo un déficit del 13%, lo que explica su dolorosa caída).  Demócratas y republicanos se enfrentan en la forma de reducir este déficit, ya sea subiendo los impuestos (propuesta demócrata) o recortando el gasto (propuesta republicana).  

La crisis del 2008, fue el resultado de haber disminuido la tasa de interés y de los famosos créditos subprime, donde se concedía préstamos a personas que claramente no tenían capacidad de pago, con la propuesta demagógica de que "todos tenemos derecho a tener una vivienda digna".

Esas son entonces las reales causas de la crisis actual: Gobiernos altamente intervencionistas en la Economía, que han preferido gastar 700 mil millones de dólares (43% del total mundial) en una despiadada carrera armamentista, como algún momento lo hiciera también el ex imperio soviético.

Hoy por hoy estamos presenciando el fin del capitalismo, pero no del capitalismo liberal socialmente responsable.  Se trata del fin del capitalismo rentista, mercantilista y alevosamente intervencionista; donde gobiernos entrometidos en la ciencia económica, han preferido salvar a la banca norteamericana en lugar de dejar que sean esos banqueros quienes quiebren, como lo hace cualquier empresario normal, cuando sus negocios son mal manejados y no marchan bien.  Así, en 2008, el gobierno de Estados Unidos compró la deuda de los bancos por 700 mil millones de dólares, equivalentes al Producto Interno Bruto (PIB) de toda América Latina. Para muchos, el 2008 es el año de la nacionalización de la banca en Estados Unidos.  Si la banca norteamericana no tenía liquidez como resultado de ofrecer créditos a largo plazo y endeudarse a corto plazo.  ¿Por qué su gobierno tuvo que destinar la descomunal cifra de 700 mil millones de dólares para salvarla?  !Eso no es política liberal para nada!, porque de haberlo sido, el liberalismo recomienda que si una empresa no funciona, simplemente debe cerrar.  Esa es la manera sana y la única forma de "descremar el mercado" y hacer que los ineficientes, paguen por sus errores, porque de lo contrario lo único que se incentiva es el riesgo moral, de seguir endeudándose irresponsablemente.

Más penoso aún resulta ser que hoy, cuando estamos en plena recesión, el Gobierno norteamericano anuncie una disminución del gasto público, es decir, quieren aplicar liberalismo, cuando parece ser ya, desmasiado tarde para hacerlo.  La solución sin duda a tan terrible crisis del capitalismo rentista y mercantilista, no es para nada simple.  No obstante, nos deja una importante lección: Se debe aplicar políticas keynesianas -únicamente en el corto plazo- para salir de una crisis recesiva (aumentar gasto público, disminuir los impuestos, disminuir la tasa de interés, incrementar la oferta monetaria, ser proteccionista aumentando los aranceles, que el Estado eleve su flujo de inversión pública, devaluar la moneda, subsidiar a los productores y a los grupos más vulnerables, etc).  El propio Keynes decía: "En el largo plazo, todos estaremos muertos"; pero, se debe aplicar liberalismo (reducir el gasto público, ahorrar para épocas dificiles, no salvar empresas ni bancos responsables de sus propias quiebras, privatizar empresas públicas que compiten en sectores no estratégicos de la economía, controlar la inflación, no endeudarse para financiar gasto corriente o carrera armamentista, apoyar exclusivamente a las empresas en sus etapas iniciales de producción, atraer inversión privada nacional o extranjera, que la emisión monetaria no crezca más rápido que la producción de bienes y servicios, reducir efectivamente los aranceles, no tener déficits fiscales superiores al 3 o máximo el 4% del PIB, etc.) para conseguir desarrollo económico de largo plazo.

AFECTARA ESTA CRISIS AL ECUADOR

El Gobierno ha dicho que no nos afectará mayormente, debido a que EEUU es uno más de nuestros socios comerciales y no el de mayor importancia en los actuales momentos.  Analistas económicos independientes opinan que sí nos afectará, aunque sin ponerse completamente de acuerdo en la cuantía del perjuicio.

Particularmente, considero que sí nos afectará.  De hecho estamos viendo que el mercado petrolero está reaccionando negativamente a la crisis de la deuda pública norteamericana y los precios del crudo que hasta hace poco se cotizaban en 100 o más dólares por barril, han caído en los últimos días hasta niveles cercanos a los 80 dólares.  El presupuesto ecuatoriano se hizo tomando como referencia un precio de 75 dólares.  Por tanto, estamos en el umbral de un serio problema, porque con el ritmo de gasto público (corriente, de inversión y social) del Gobierno.  Esto indudablemente repercutirá en las finanzas públicas.  Por ello, se habla de contratar un seguro petrolero, que nos cubriría de enfrentar los vaivenes en su cotización.  No obstante, se estima que si el mercado está en crisis, aumentará la demanda por seguros petroleros a nivel mundial, con un posible incremento en el precio del seguro.  El Gobierno no lo tomó, cuando éste estaba a 200 millones de dólares.  Hoy, ¿quién sabe cuánto cueste? por la volatilidad del mercado.

A más del petróleo, otra posible afectación vendrá por el lado de las remesas de migrantes que trabajan en los EEUU y que envían sus divisas a suelo ecuatoriano.  Adicionalmente, productos ecuatorianos de exportación, se podrían ver afectados por una recesión norteamericana, dado que según la teoría económica, cuando los países sufren crisis contractivas en la producción, en el consumo, en la inversión y en el empleo, se vuelven proteccionistas.  Sumando a todo esto, el hecho de que nuestros productos se enfrentan a una elasticidad precio de la demanda elástica en el concierto internacional (bienes no necesarios, los denominados "comodities" o mercancías postre), que obviamente en un panorama contractivo, tendrán que bajar de precio, al desplomarse también la demanda.

¿QUÉ HACER EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS?

Tener calma y esperar, porque no sabemos a ciencia cierta qué es lo que va a pasar, ni cómo va a evolucionar realmente este problema presentado en la economía norteamericana, causado no por el liberalismo socialmente responsable, o ¿Alemania, Chile, China, Corea del Sur, Hong Kong, etc., que tienen economías liberales, tienen los mismos problemas de EEUU?  No verdad, y no los tienen por la simple y sencilla razón de tener Gobiernos responsables, que han ahorrado para épocas difíciles y han vivido de acuerdo con sus posibilidades, es decir, se debe gastar únicamente hasta el punto en que sea posible contar con ingresos que permitan financiarlos y no endeudarse más allá del límite que la técnica económica aconseja (30 o 40% como máximo de su PIB).  En Ecuador, nuestra deuda pública externa no es preocupante.  Pero sí lo es, la deuda pública interna con el IESS, que ha sido la entidad acreedora del Gobierno en estos últimos tiempos (a diciembre del 2010, el financiamiento del Seguro Social al Gobierno, sumaba US $ 3.600 millones)

Finalmente, debemos aprender de las lecciones ajenas ("si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar"), no gastar más allá de nuestras posibilidades, como lo haría cualquier prudente padre de familia, dado que las irresponsabilidades financieras se terminan pagando en el mediano y largo plazo.


Friedman señaló magistralmente en uno de sus videos por internet, que los regímenes populistas son similares a beber licor en una fiesta, al principio todo es alegría; pero después, cuando se termina la gran farra con los recursos del Estado, queda sólo la resaca del día siguiente y una inmensa cuenta por pagar, que la cancelan precisamente los más pobres, a quienes los populistas dicen favorecer en el discurso.
 
En tal sentido, se precisa de una mayor dosis de pragmatismo en las decisiones económicas gubernamentales ¿fue prudente eliminar los Fondos de Estabilización Petrolera?, ¿Nos ha servido realmente ser parte de la OPEP, cuando sabemos que son las grandes potencias las que imponen las reducciones o los aumentos en las cuotas petroleras?, ¿ Fue una buena decisión integrarnos al ALBA y que el mundo nos tenga identificados como un país satélite bolivariano de Chávez?  Lo que sí ha estado bien, a la luz de lo que está pasando ahora en el mercado norteamericano, es haber mejorado nuestras relaciones con otras potencias como China y Rusia, que hace rato largo abandonaron la visión marxista en la economía.  Subsidiariamente, la crisis no solo afectaría a EEUU sino que amenaza sobre otros países cuya moneda se basa en el dólar y que podrían verse arrastrados por las pérdidas

Se requiere finalmente de un gran Acuerdo Nacional, de la tan cacareada "Concertación" que propuso el Presidente Correa en el mensaje a la Nación del 10 de Agosto del 2011 (mientras dedicó 45 minutos de su alocución para recordarnos su famoso calificativo: "prensa corrupta y mediocre, defensora de intereses").  Que finalmente se entienda, que nadie tiene la verdad absoluta (menos en una ciencia social, no exacta, como la Economía) y que es preciso ahora sí, disminuir el desenfrenado gasto público (40% del PIB, aproximadamente 20.000 millones de dólares, de los cuales casi $ 6.000 se van en sueldos y salarios) y desmarcarnos para siempre de la utopía revolucionaria del comandante Chávez.  Sólo así, seremos finalmente un país atractivo para los inversionistas privados nacionales y extranjeros, en este escenario de contracción de la demanda norteamericana, que sin duda disminuirá los flujos de inversión estadounidense a la región.

Complementemos este análisis que he realizado, con la opinión de un experto, el gurú financiero Bob Johnson, titular del CFA Institute, la organización internacional que emite el prestigioso certificado de Chartered Financial Analyst -conocido como el estándar de oro entre los analistas financieros en cuanto a prácticas éticas y profesionales-, quien, en los últimos meses, anticipó los hechos que desde los Estados Unidos hicieron temblar al mundo.

¿La reciente baja en la calificación de la deuda norteamericana es señal de un escenario de default en el corto plazo?
- La rebaja en la nota definitivamente no es un signo de un potencial default. Creo que la agencia de calificación Standard & Poors está tratando de recuperar la credibilidad perdida durante la crisis financiera de 2008. La rebaja se debe a la falta de avances en estabilidad fiscal a largo plazo en los Estados Unidos. Es un reflejo de la pérdida de confianza del mercado en los políticos norteamericanos para lograr avances significativos en el déficit del presupuesto fiscal y de la deuda a largo plazo. A diferencia de lo que pasó en 2008, ahora la crisis en los Estados Unidos no es financiera sino política. Los inversionistas han perdido la confianza en los políticos. Esto, sumado a la situación de la deuda soberana en la Eurozona, ha vuelto temerosos a los inversionistas.

¿Cómo evalúa el acuerdo entre demócratas y republicanos para levantar el techo de la deuda?
- Lo que sucedió es muy interesante. La mayoría de la gente piensa que los mercados son impulsados por números, por elementos cuantitativos. Hay otra corriente de pensamiento que cree que las emociones y la psicología juegan un papel muy grande. Creo que lo que estamos viendo ahora es una combinación entre esas dos posturas. Pero pienso que la psicología está jugando un rol determinante en lo que está pasando hoy en los mercados. El asunto del techo de la deuda es una crisis generada por nosotros mismos. ¿Sabía que Dinamarca es el único otro país en el mundo que tienen el mismo concepto de un límite de deuda que tiene que ser votado para aumentarlo? Nadie más en el mundo sigue ese concepto. Los legisladores ya habían aprobado el presupuesto para gastar ese dinero, por lo que elevar el techo de la deuda, yo creo, no debería haber sido una cuestión a debatir. Sin embargo, al tratarse del año anterior a una elección, los dos partidos intentaron posicionarse para llegar a la elección en la forma más sólida posible. Es decir, no hubo racionalidad económica en este tema; fue toda una cuestión de grandilocuencia política de cara a las elecciones.

¿Cree que los mercados lo vieron de esa forma también?
- Los mercados, en el fondo, nunca creyeron que hubiese la más mínima chance de default. Creo que ahora todos están algo sorprendidos cuando, al haberse elevado el techo de la deuda, los mercados siguen en estado terminal. Lo que sucede es que la gente se aferró al hecho de que nada se resolvió realmente en esas conversaciones. Los republicanos lograron lo que buscaban y los demócratas también lograron lo suyo, pero lo que el mercado interpreta es que, al fin de cuentas, los EE.UU. está en una situación muy difícil y nadie hizo nada para sacarnos de esa situación. Yo, de hecho, fui citado hace un par de meses sosteniendo que nunca se iba a llegar al default, que la discusión iba a durar hasta el último minuto y que al final se iba a patear el problema hacia adelante. Y eso fue exactamente lo que sucedió.

¿Eso explica el derrumbe de las bolsas en el mundo?
Hace tres semanas, el humor de los mercados era bueno. Y desde entonces los indicadores fundamentales no han cambiado demasiado. Por eso digo que es interesante este comportamiento y que las cosas pueden cambiar. Ahora mismo todos en el mercado están muy negativos, pero es un comportamiento financiero que al final es psicología pura. Es bueno recordar que los mercados son impulsados por dos emociones: el miedo y la codicia. Yo crecí en Nebraska, en la misma ciudad que Warren Buffet (N de R: el legendario gurú financiero), por lo que siempre seguí su carrera. Él tiene una frase en la que dice: "Hay que ser miedoso cuando el mercado está codicioso y hay que ser codicioso cuando el mercado está miedoso", Bueno, ahora mismo los mercados están miedosos, pero es muy interesante ver que, cualitativamente, las valuaciones son muy razonables. Hay muchas noticias positivas en verdad.

Si ésta es una solución temporal, ¿cuál sería un remedio más permanente para la situación de los EE.UU.?
- Creo que la gente pensó que la gran crisis era el problema del techo de la deuda, pero en realidad la gran cuestión en los EE.UU. es qué se va a hacer para reducir la brecha fiscal, que tal como está es insostenible en el largo plazo. Por lo tanto, necesitamos cambios en los dos lados de la disputa. Es decir; los demócratas tienen que admitir que los gastos estatales deben reducirse y los republicanos tienen que asumir que los impuestos deben incrementarse. La respuesta, obviamente, está en algún lugar en el medio de estas dos posiciones. Pero ambos partidos son tan diametralmente opuestos, que realmente hay muy poco diálogo. Como ciudadano estadounidense, para mí lo que sucedió en estos días fue vergonzoso y creo que sacudió la confianza de los mercados a nivel mundial. Aunque nunca estuvimos cerca de entrar en default.

De cualquier forma, ¿cree que es una buena idea para Obama reducir el gasto en este momento?
- Son tiempos difíciles. La economía estadounidense está en una posición muy precaria. Creo que el déficit debe reducirse, pero no estoy seguro de que el momento correcto sea cuando estamos tratando de recuperarnos como país. Y ante esto también reaccionan los mercados.

¿Qué opina sobre el hecho de que las calificadoras de riesgo vuelvan a estar en el ojo te la tormenta?
- Creo que las calificadoras perdieron mucho respeto durante la crisis financiera. No hicieron bien su trabajo y creo que nunca van a volver a ocupar el lugar que supieron ocupar antes de la crisis. Sin embargo, en una forma algo perversa, pienso que es bueno que hayan perdido tanta credibilidad, porque lo que sucedió es que muchos inversores reemplazaron los indicadores de las calificadoras por su propio buen juicio. Antes, los analistas tomaban la calificación triple AAA de Moody’s como palabra santa. Eso es anti-ético. Va completamente en contra de los valores que apoyamos en el CFA. El problema principal con las calificadoras es que los emisores pagaban por sus propias calificaciones. Y si no recibían buenas calificaciones, no hacían negocios. Hay un claro conflicto de intereses ahí.

¿Cómo analiza la crisis de la deuda en los EE.UU. con respecto a lo que sucede en Europa?
- Pienso que la Eurozona está en una situación mucho más complicada que la nuestra.

Muchos líderes europeos tienden a pensar exactamente lo contrario…
- Yo pienso que, estructuralmente, ellos tienen problemas más graves. Los EE.UU. pasó de tener superávit fiscal al comienzo de la presidencia de Bush a los enormes déficits de hoy, sólo una década más tarde, por tres razones puntuales: la primera es el gasto contra el terrorismo y las guerras en Oriente Medio. La segunda fue el incremento en el sistema de salud. Y la tercera fue la crisis financiera de Wall Street. Si miramos a estos tres elementos se puede argumentar que ninguno de los tres son permanentes: podemos salir de las guerras de Medio Oriente y de hecho eso pide la gente; los gastos se pueden recortar, aunque traigan un costo político; y en cuanto a la crisis financiera, una gran parte ya fue superada. En cambio, mire la situación de Grecia. ¿Cómo se sale de eso? ¿Cómo recuperarse de eso? Además, pienso que el concepto de la Eurozona en este contexto es problemático también cuando uno de ellos tiene que subsidiar a otro, como el caso de Alemania con Grecia.

Los analistas locales destacan el hecho de que en la región se ha podido minimizar los efectos de la crisis financiera. ¿Cree que la situación actual nos golpeará?
- Primero déjeme decirle que, desde la perspectiva de un norteamericano, hay un foco puesto en América Latina como nunca había visto en mi vida. Se ve en los periódicos, en las conversaciones, en todos lados. Dicho esto, una de las consecuencias negativas de la integración financiera mundial es que todo está muy interrelacionado. Pienso que si los dos mayores mercados del mundo tienen problemas estructurales, todo el resto del planeta se verá afectado. Es muy interesante observar lo que sucedió durante la crisis financiera aquí. En muchos sentidos ustedes en América Latina estuvieron aislados pero, en el fondo, igual resultaron afectados. (Fuente: http://www.cronista.com/we/La-crisis-en-los-Estados-Unidos-no-es-financiera-sino-politica-20110812-0005.html)


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