sábado, 24 de septiembre de 2011

Ley de Regulación y Control del Poder de Mercado (“Antimonopolio”)-Ecuador

El 29 de septiembre finaliza el plazo que tiene la Asamblea Nacional para aprobar la nueva Ley que intenta controlar y regular el poder de mercado de ciertos agentes económicos, especialmente empresarios privados, en nuestro país.
A este respecto, se han generado diversas reacciones en la ciudadanía; que van desde el optimismo hasta el escepticismo. El Presidente del Ecuador, Rafael Correa, por ejemplo, señala que únicamente en Ecuador, Paraguay y Bolivia, no existen “leyes antimonopolio” y que esta es una ley necesaria en el país. En la misma línea de opinión, René Ramírez señala que lo que se intenta es promover la libre competencia y evitar la concentración monopólica de pocos productores, que en su opinión, “acaparan el mercado”.
Pero, ¿es monopólica la concentración?, para el economista y catedrático ecuatoriano: Pablo Zambrano Pontón, en el Ecuador, el monopolio y la concentración son empleados como sinónimos cuando ello no necesariamente es así. Existen cuatro tipos de sistemas de mercado: 1) la competencia perfecta, 2) la competencia monopolística, 3) el oligopolio y 4) el monopolio. El primero y el cuarto, en la práctica, son situaciones extremas y casi no existen. Los más frecuentes son más bien el oligopolio y la competencia monopolística. Una opinión similar la tiene también el economista Mauricio Pozo (ex Ministro de Finanzas), quien señala: “el que haya dos o tres empresas del mismo sector no quiere decir que haya monopolio” (Hoy, Diario de Negocios, página 5, 21 de septiembre del 2011).
El sector más preocupado con la nueva Ley es la Banca, por cuanto al parecer se la limitaría de efectuar otras actividades económicas que podrían estar relacionadas con el giro de su negocio como son las aseguradoras y los fideicomisos, dada la visión ideológica del Gobierno, que quiere a toda costa hacer que los banqueros se dediquen exclusivamente a operaciones netamente bancarias; olvidándose que para efectuar ese tipo de actividades, se requiere una elevada inversión, que el Estado no estaría en condiciones de suplirla, dado que esto no sería ni lo más eficiente ni lo más rentable para el bien común, por la ingente cantidad de recursos que se requerirían.
¡No todos los monopolios son ineficientes! Así, son justificables económicamente, aquellos que provienen de las denominadas economías de escala, es decir, las que se originan de aumentos en la producción que reducen los costos unitarios y por ende los precios de los productos, sacando de competencia a las firmas que no han sido capaces de invertir lo suficiente en un determinado sector. Ejemplo, Microsoft Office de Bill Gates, que si bien fue condenada en Europa en el 2006 a pagar una cifra aproximada de 700 mil millones de dólares, ofrece al mundo un producto de altísima calidad: Windows. Otro ejemplo de monopolios eficientes son los servicios públicos de agua potable, alcantarillado y energía eléctrica, que por su naturaleza deben ser suministradas por el Estado para garantizar el acceso de la mayoría de la población a precios relativamente bajos, subsidiados y en sitios prácticamente inaccesibles para la empresa privada. Pero, ¿Es eficiente la seguridad social en el Ecuador y su monopolio público denominado IESS?, ¿No sería mejor abrir la seguridad social en el país y posibilitar que al menos un cierto porcentaje del ahorro nacional vaya a las aseguradoras privadas?, ¿esto no lo volvería más eficiente, al obligarlo a competir por el favor popular?; también, ¿Son eficientes las empresa s públicas de teléfonos?, ¿No sería mejor obligarlas a competir, para que aumente la cantidad de líneas ofrecidas y disminuyan las tarifas? Ejemplos ilustrativos de seguridad social y de empresas públicas de teléfonos antes ineficientes y hoy eficientes gracias a la competencia son los modelos chileno y español respectivamente.
En conclusión, hay monopolios y empresas concentradoras que benefician al consumidor cuando por aumentos en la producción (economías de escala), disminuyen sus costos unitarios, es decir, son justificables en términos económicos; pero también los hay, muy perniciosos, y son precisamente aquellos creados e impuestos por el Estado, mediante el decreto legal, sin que existan razones socioeconómicas, más que políticas que lo justifiquen y en ese sentido, la nueva Ley en el Ecuador, parece no atacar la raíz del problema: la falta de competencia. Al contrario, pueden existir problemas de inversión a futuro que reduzcan la producción y aumenten los precios, por esa visión del Gobierno de restringir la “acumulación” en actividades afines a la banca como las aseguradoras y los fideicomisos. ¡De acuerdo!, los medios de comunicación ya decidió el pueblo ecuatoriano mediante Referendo y Consulta Popular que deben separarse de la Banca, pero, ¿podemos decir lo mismo de actividades relacionadas, que al separarse podrían provocar problemas de inversión privada que tanto necesita el país para progresar? Ojala reflexione el economista Rafael Correa sobre el alcance de esta Ley que debería ser regular el poder de mercado y no limitar las posibilidades de inversión para la empresa privada, que el Ecuador tanto lo necesita. El motor estatal está bien un tiempo, así lo sostuvo John Maynard Keynes (el economista inglés que salvó al capitalismo en la década de los treinta del siglo XX), pero él también señaló que la inversión privada es de más largo aliento y que la pública sólo sirve un tiempo, cuando sentenció: “en el largo plazo, todos estaremos muertos”, reconociendo implícitamente el carácter cortoplacista y coyuntural de su modelo denominado: “Estado de Bienestar”, que necesita ingentes recursos de los agentes particulares en forma de impuestos, tasas y demás contribuciones; que no son sostenibles.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado editor, creo que sus conocimiento no son muy sólidos. El término eficiencia en microeconomía lo empela de forma equivocada. No existe monopolio en el mundo que sea eficiente. Que puede producir se forma eficiente utilizando los factores productivos de manera óptima no quiere decir que la asignación económicamente sea eficiciente. Además le invito a leer resoluciones de casos de competencia en España y Alemania para que conozca la rigurosidad académica con la que se abordan los problemas de concentración de mercado.

No obstante debo reconocer, que estoy de acuerdo con el mensaje que queire dar a los lectores. Creo que una ley antimonoplio debe ser elaborada por personas especializadas en el tema de regulación de mercados y no por políticos que desconocen de la materia y no diferencian términos básicos de análisis.

Anónimo dijo...

Yo no trato con anónimos. Identifiquese por favor. Y si cree q mis conocimientos no son sólidos. No píerda su tiempo leyéndome. Mis libros d Economía, son muy reconocidos en el país y demuestran mi solvencia económica. No me interesa su opinión. Me importa la d las grandes mayorías, a las q he sacado del oscurantismo. Tal vez usted sea el no muy sólido. Anónimo.