A todos los
quintacolumnistas inocentes:
por
Ayn Rand
Carta abierta que Ayn Rand escribió a finales de
1940 instando a los intelectuales conservadores a formar una organización
nacional que defendiese el individualismo. Publicada en el libro Journals
of Ayn Rand. Supuestamente esa carta iba ser usada por dicha organización.
[Durante la Guerra Civil Española, un general
rebelde habló de sus cuatro columnas militares avanzando sobre Madrid, y dijo
que además tenía una “quinta columna” formada por colaboradores clandestinos
dentro de la ciudad. Desde entonces, a los espías y simpatizantes enemigos
dentro de un país se les conoce como “quintacolumnistas” – N. del T.]
Donde dice “América” debe entenderse “Estados
Unidos de América”. Hoy, 75 años más tarde, en su esencia esta carta es tan
actual como cuando fue escrita.
* * *
Tú que estás leyendo esto representas el mayor
peligro para América.
No importa cuál sea el resultado de la guerra en
Europa, el totalitarismo ya ha ganado una victoria completa en la mente de
muchos americanos, y ha conquistado toda nuestra vida intelectual. Tú le has
ayudado a ganar.
Tal vez estés en tu derecho de destruir la
civilización y traer la dictadura a América, pero no a menos que entiendas
exactamente lo que estás haciendo.
Si eso es lo que quieres hacer, dilo abiertamente,
díselo por lo menos a tu propia conciencia; y nosotros, los que creemos en la
libertad, lucharemos abiertamente contra ti.
Pero la tragedia de hoy es que tú – que eres
responsable de la inminente dictadura totalitaria en América – no conoces tu
propia responsabilidad. Tú serías el primero en negar la parte activa que estás
jugando, y en proclamar tu fidelidad a la libertad, a la civilización, al
estilo de vida americano. Tú eres el tipo más peligroso de quintacolumnista: un
quintacolumnista subconscientemente inocente. De personas como tú es el reino
de Hitler y de Stalin.
¿No te lo crees? Compruébalo tú mismo. Haz el test
que te proponemos aquí.
1) ¿Eres el tipo que se considera que diez minutos
de su tiempo son demasiado valiosos para leer esto y pensar un poco en ello?
2) ¿Eres el tipo que se queda sentado en casa quejándose
del estado del mundo, pero no hace nada al respecto?
3) ¿Eres el tipo que dice que el futuro está
predestinado por alguna cosa, por algo que él no puede nombrar del todo ni
explicar, y no lo tiene muy claro, pero el mundo está condenado a convertirse
en una dictadura, y no hay nada que nadie pueda hacer al respecto?
4) ¿Eres el tipo que dice que le gustaría poder
hacer algo, que le encantaría hacer algo, pero… “qué puede un solo hombre
hacer”?
5) ¿Eres el tipo que está tan dedicado a su propia
carrera, a su familia, a su hogar o a sus hijos, que vas a permitir que los
horrores más monstruosos consigan destruir tu carrera, tu familia, tu casa y
tus hijos, porque estás demasiado ocupado ahora para prevenirlos?
¿Cuál de ellos eres tú? ¿Un poco de cada?
Pero, ¿realmente estás demasiado ocupado para
pensar?
¿Quien “determina” el futuro? Estás bastante
confuso en eso, ¿verdad? ¿Qué es exactamente “la humanidad”? ¿Es una entidad
mística con voluntad propia? ¿O eres tú, y soy yo, y es la suma de todos
nosotros juntos? ¿Qué fuerza existe para hacer historia, excepto los hombres,
otros hombres igual que tú? Si hay suficientes hombres que creen en un futuro
mejor y están dispuestos a trabajar por él, el futuro será lo que ellos quieren
que sea. ¿Lo dudas? ¿Por qué entonces, si el mundo está condenado a la
dictadura, invierten los dictadores tanto dinero y esfuerzo en propaganda? Si
la historia está predestinada a su favor, ¿por qué no dejan Hitler y Stalin
simplemente que la marea les lleve al futuro sin ningún problema? ¿No parece
más probable que la historia será lo que las mentes de los hombres quieren que
sea, y los dictadores son lo suficientemente inteligentes para preparar esas
mentes de la forma que ellos quieren, mientras nosotros hablamos del destino y no
hacemos nada?
Tú dices, ¿qué puede un hombre hacer? Cuando los
comunistas llegaron al poder en Rusia, eran un pequeño grupo de dieciocho
hombres. Sólo dieciocho, en un país con una población de 170 millones. Se
rieron de ellos y nadie los tomó en serio. Según su propio profeta, Karl Marx,
Rusia sería el último país donde el comunismo podría ser históricamente
posible, debido al atraso de Rusia en desarrollo industrial. Sin embargo, lo
consiguieron. Porque sabían lo que querían y fueron en pos de ello, destino
histórico o no. Adolf Hitler fundó el partido nazi en Alemania con siete
hombres. Se rieron de él y lo consideraron un locuelo inofensivo. La gente
decía que, después del Tratado de Versalles, Alemania no tenía cómo convertirse
en una potencia mundial de nuevo, no en varios siglos. Sin embargo, Hitler tuvo
éxito. Porque sabía lo que quería, y fue tras ello, historia o no historia.
¿Nos ponemos a creer en destinos místicos, o hacemos algo por el futuro?
Si eres uno de los que ha tenido una vida plena,
rica y exitosa, y todavía estás trabajando duro para ganar dinero, para y
piensa un momento. ¿Para qué estás trabajando? Ya tienes suficiente para
mantenerte cómodamente el resto de tus días. Pero estás trabajando para
asegurar el futuro de tus hijos. Muy bien, ¿y qué vas a dejarles a tus hijos?
El dinero, el hogar o la educación que piensas dejarles no tendrán ningún
valor, o se los quitarán. En vez de eso, tu legado será una América
totalitaria, un mundo de esclavitud, de hambre, de campos de concentración y
pelotones de fusilamiento. La mejor parte de tu vida la has dejado atrás, y la
viviste en libertad. Pero tus hijos no tendrán nada más que su existencia como
esclavos. ¿Es eso lo que quieres para ellos? Si no lo es, aún puedes hacer
algo. Aún hay tiempo de abortarlo, pero no mucho tiempo. Tú compras seguros
para proteger a tus hijos, ¿no? ¿Cuánto dinero y esfuerzo de trabajo te cuesta
un seguro? Si inviertes una décima parte del dinero y del tiempo para asegurarte
contra el futuro de la esclavitud de tus hijos, los salvarías y salvarías para
ellos todo lo demás que tienes intención de dejarles, y que de otra forma nunca
conseguirían.
No te engañes a ti mismo minimizando el peligro. Ya
ves lo que está pasando en Europa y cómo le está afectando a tu país y a tu
propia vida privada. ¿Qué otras pruebas necesitas? No digas con aire de
suficiencia que “eso no puede suceder aquí”. Para un momento y mira hacia
atrás.
La primera dictadura totalitaria ocurrió en Rusia.
La gente dijo: bueno, Rusia era una nación oscura, atrasada y primitiva donde
cualquier cosa podía ocurrir, pero eso no podría ocurrir en ningún país
civilizado.
La siguiente dictadura totalitaria ocurrió en
Italia, uno de los países civilizados más antiguos de Europa, y madre de la
cultura europea. La gente dijo: bueno, los italianos no habían tenido mucha
experiencia con un autogobierno democrático, pero eso no podría ocurrir en
ningún otro lugar.
La siguiente dictadura totalitaria ocurrió en
Alemania, país de filósofos y científicos, con un largo historial de los
mayores logros culturales. La gente dijo: bueno, Alemania estaba acostumbrada a
la autocracia; y, además, ahí está el carácter prusiano, y la última guerra,
etc., pero eso no podría ocurrir en ningún país con una fuerte tradición
democrática.
¿Podría ocurrir en Francia? La gente se habría
reído de ti si hubieras hecho esa pregunta hace un año. Pues ha ocurrido en
Francia. En Francia, madre de la libertad y de la democracia; en Francia, la
nación de mente más independiente en la Tierra.
¿Y bien?
¿Qué precio le pones a esa petulante confianza en
ti mismo? A la vista de los millones de divisas y de agentes extranjeros que
están entrando en nuestro país, a la vista de un paso tras otro por los cuales
nuestro país se va acercando cada vez más al totalitarismo, lo único que haces
es decir: “No puede suceder aquí”. ¿Estás oyendo a los totalitaristas
responderte: “¿Ah, sí…?”
No te dejes engañar por consignas y
generalizaciones históricas sin sentido. Puede ocurrir aquí. Puede ocurrir en
cualquier lugar. Y la historia de un país no tiene nada que ver. El
totalitarismo no es un nuevo producto de evolución histórica. Es más antiguo
que la historia. Es la tentativa de incompetentes y criminales de asumir
control de la sociedad. Ese elemento siempre está ahí, en cualquier país. Pero
una sociedad sana no le da ninguna oportunidad. Es cuando la mayoría en un país
se vuelve débil, indiferente y confusa que una minoría criminal,
maravillosamente organizada como lo están todas las bandas, toma el poder. Y
una vez que han tomado el poder, ese poder no puede ser recuperado en varias
generaciones. Por fantástico que pueda parecer pensar en una dictadura en los
Estados Unidos, es mucho más fácil establecer una dictadura que derrocarla. Con
la técnica moderna y las armas modernas a su disposición, una minoría
despiadada puede mantener a millones de personas en la esclavitud
indefinidamente. ¿Qué pueden hacer mil hombres desarmados y desorganizados
contra un solo hombre con una ametralladora?
Y la tragedia de hoy es que al permanecer
desorganizados y mentalmente desarmados estamos contribuyendo a imponer esa
esclavitud en nosotros mismos. Al quedarnos indiferentes y confusos, estamos
actuando como quintacolumnistas inocentes para nuestra propia destrucción.
No hay neutralidad personal en el mundo hoy.
Repítelo y grítate eso a ti mismo. En todas las
grandes cuestiones hay sólo dos lados, sin término medio. O estás vivo o estás
muerto, pero no puedes estar “ni uno ni otro” o “entre los dos”. O eres honesto
o no lo eres, no hay un neutro “medio-honesto”. Así que, o estás en contra del
totalitarismo o estás a su favor. No hay neutralidad intelectual.
Los totalitaristas no quieren tu apoyo activo. No
lo necesitan. Ellos tienen su pequeña minoría, compacta, bien organizada, y eso
es suficiente para llevar a cabo sus objetivos. Lo único que quieren de ti es
tu indiferencia. Los comunistas y los nazis han declarado en repetidas
ocasiones que la indiferencia de la mayoría es su mejor aliado. Simplemente
quédate en casa, ocúpate de tus asuntos privados, encógete de hombros sobre los
problemas del mundo… y eres el quintacolumnista más efectivo que puede ser
concebido. Estarás haciendo tu parte exactamente igual que si estuvieras
conscientemente obedeciendo órdenes de Hitler o de Stalin. Así que, estás en el
ajo, lo quieras o no, estás ayudando a llevar al mundo a la destrucción,
mientras gimes y te preguntas qué hace que el mundo sea como es hoy. Lo estás
haciendo.
Los totalitarios han dicho: “Quien no está contra
nosotros, está con nosotros”. No hay neutralidad personal.
Y puesto que ya estás involucrado, y tienen que
estarlo, ¿qué prefieres? ¿Hacer lo que estás haciendo y ayudar a los
totalitarios? ¿O luchar contra ellos?
Pero para poder luchar, primero debes entender.
Debes saber exactamente qué crees, y debes agarrarte a esa fe de forma honesta,
consistente y constante. Una fe que asumes de vez en cuando, como el traje de
ir a misa los domingos, no tiene ningún valor. El comunismo y el nazismo son
una fe. La tuya deberá ser tan fuerte y tan clara como la de ellos. Ellos saben
lo que quieren. Nosotros no. Pero veamos, antes de que sea demasiado tarde, si
tenemos una fe, qué es y cómo podemos luchar por ella.
En primer lugar y ante todo: ¿qué es el
totalitarismo? Todos oímos hablar mucho de él, pero no llegamos a entenderlo.
¿Cuál es el punto más importante, la base, la esencia central tanto del
comunismo como del nazismo? No es la “dictadura del proletariado”, ni la
nacionalización de la propiedad privada, ni la supremacía de la raza “aria”, ni
el antisemitismo. Esos son síntomas secundarios, detalles superficiales, son
los efectos y no la causa. ¿Cuál es la causa principal, común a ambas la Rusia
Soviética y la Alemania nazi, y a todos los otros dictadores, pasados,
presentes y futuros? Una idea, y sólo una: Que el Estado es superior al
individuo. Que el colectivo tiene todos los derechos y el individuo no tiene
ninguno.
Párate aquí. Este es el punto crucial. Lo que
pienses sobre esto determinará si eres un quintacolumnista mental o no. Este es
el punto que no permite ningún compromiso. Tienes que elegir uno u otro. No hay
término medio. O crees que cada hombre individual tiene valor, dignidad y
ciertos derechos inalienables que no puede ser sacrificados por ninguna causa,
por ningún objetivo, por ningún colectivo, por ningún número de otros hombres,
sean quienes sean. O crees que un grupo de hombres – da igual cómo lo llames:
un colectivo, una clase, una raza, o el Estado – tiene todos los derechos, y
cualquier individuo específico puede ser sacrificado si algún bien colectivo –
da igual cómo lo llames: una mejor distribución de la riqueza, la pureza
racial, o el Milenio – lo exige. No te engañes a ti mismo. Sé honesto sobre
esto. Los nombres no importan. Sólo el principio básico importa, y no hay
opción intermedia. O cada hombre tiene derechos individuales inalienables, o no
los tiene.
Tus intenciones no cuentan. Si estás dispuesto a
creer que los hombres deberían ser privados de todos sus derechos por una buena
causa, entonces eres un totalitario. No te olvides, Stalin y Hitler
sinceramente creen que sus causas son buenas. Stalin piensa que él está
ayudando a los oprimidos, y Hitler piensa que él está sirviendo a su país como
buen patriota. Son buenas causas, esas dos, ¿verdad? Entonces, ¿qué es lo que
está creando los horrores de Rusia y de Alemania? ¿Qué está destruyendo toda la
civilización? Esta única idea: que a una buena causa todo puede ser
sacrificado; que los hombres individuales no tienen derechos a ser respetados;
que lo que una persona cree que es bueno puede imponérsele a otros por la
fuerza.
Y si tú – en la intimidad de tu propia mente –
crees tan firmemente en algún bien específico que tú tengas, por el cual
estarías dispuesto a privar a los hombres de todos sus derechos, entonces eres
tan culpable de todos los horrores de hoy como lo son Hitler y Stalin. Estos
horrores sólo los hacen posibles los hombres que han perdido todo el respeto
por seres humanos individuales; que aceptan la idea de que clases, razas y
naciones importan, pero personas individuales no; que la mayoría es sagrada,
pero la minoría es bazofia; que los rebaños cuentan, pero el Hombre no es nada.
¿Cuál es tu posición sobre esto? No hay término medio.
Si aceptas la idea totalitaria, si las palabras
“Estado” o “colectivo” son sagradas para ti, pero la palabra “individuo” no lo
es. . . puedes parar aquí mismo. No hace falta que leas más. Lo que tenemos que
decir que no es para ti, y tú no eres para nosotros. Separémonos, pero sé
honesto, admite que eres es un totalitarista y únete al Partido Comunista o a
la Liga Germano-americana, porque ese es el final lógico del camino que has
elegido, y vas a acabar en uno de ellos, lo sepas ahora o no.
Pero si eres un humanitario y un liberal – en el
verdadero sentido, no en el sentido prostituido de esas palabras – entonces
dirás, con nosotros, que el Hombre – cada Hombre individual, único y singular –
tiene un valor sagrado que tú respetas, y derechos inalienables sagrados que nada
puede quitarle.
¿Crees eso? ¿Estás de acuerdo con nosotros que esa
es la esencia del verdadero americanismo, el principio básico sobre el que
América fue fundada y lo que la hizo grande: los Derechos del Hombre y la
Libertad del Hombre? Pero ¿oyes muchas voces que estén diciendo eso hoy?
¿Lees muchos libros que digan eso? ¿Ves a muchos
hombres prominentes predicando eso? ¿Conoces una única publicación dedicada a
esa creencia, o una sola organización que la represente? No. En vez de eso, te
encuentras con un torrente de palabras, de libros, de predicadores,
publicaciones y organizaciones que, bajo “Frentes” muy ingeniosas, trabajan
incansablemente para venderte el totalitarismo. Todas ellas están camufladas
bajo consignas muy atractivas: te gritan que son defensoras de la “democracia”,
del “americanismo” de las “libertades civiles”, etc. Todos y cualquier uno usa
esas palabras, que han perdido su significado. Son generalidades vacías, son
engañabobos. Hay una única prueba verdadera que puedes aplicar a todas estas
organizaciones; pregúntate a ti mismo: ¿Cuál es el resultado final de su
trabajo, debajo de esos bromuros tan brillantes? ¿Qué te están vendiendo
realmente, adónde quieren llegar? Si preguntas esto, verás que te están
vendiendo colectivismo en una forma u otra.
Ellos predican “democracia”, y luego añaden algo
más: “democracia cconómica”, o una “democracia más amplia”, o una “verdadera
democracia”, y exigen que le entreguemos toda la propiedad al Gobierno; “toda
la propiedad” significa también “todos los derechos”; que todo el mundo tenga
todos los derechos en conjunto, y que nadie tenga ningún derecho de ningún tipo
individualmente. ¿Es eso democracia, o es totalitarismo? Has oído hablar de una
comentarista popular que quiere que todos estemos dispuestos a morir por la
democracia, y que luego define la “verdadera” democracia como socialismo de
Estado. Has oído al Secretario Ickes definir la “verdadera” libertad de prensa
como la libertad de expresar la opinión de la mayoría. Has leído en una revista
nacional muy respetable la afirmación de que la Declaración de Derechos, de la
forma como se enseña hoy en nuestras escuelas, es “egoísta”; que una
“verdadera” Declaración de Derechos consiste no en exigir ningún derecho para
uno mismo, sino en darles esos derechos a “otros”. Que Dios nos ayude,
compatriotas americanos. ¿Estamos ciegos? ¿Ves lo que esto significa? ¿Ves las
implicaciones?
Y esto es lo que hay, mires donde mires. Ellos “se
oponen” al totalitarismo y “defienden” la democracia – predicando su propia
versión de totalitarismo, algún tipo de “bien colectivo”, “derechos
colectivos”, “voluntad colectiva”, etc. Y lo único que nunca se dice, que nunca
se predica, que nunca se materializa en nuestra vida pública – la única cosa
que todos esos “defensores de la democracia” odian, que denuncian y derriban
sutilmente, gradualmente, sistemáticamente – es el principio de los Derechos
Individuales, de la Libertad Individual, del Valor Individual. Ese es el
principio contra el que va dirigida la actual gran conspiración mundial. Esa es
la esencia de todo el problema mundial. Eso es lo único opuesto al
totalitarismo, y nuestra única defensa contra él. Si abandonas eso, ¿qué mas da
el nombre que le pongas a la sociedad que resulte? Será totalitarismo, y todos
los totalitarismos son idénticos, todos tienen los mismos métodos, la misma
esclavitud, el mismo derramamiento de sangre, los mismos horrores, no importa
cuál sea el noble lema con el que comiencen, como lo atestiguan la Rusia
Soviética y la Alemania nazi.
Los principios son mucho más consistentes que los
hombres. Un principio básico, una vez aceptado, tiene una forma de llegar por
sí mismo a su conclusión lógica, incluso contra la voluntad y la gran sorpresa
de quienes lo aceptaron. Basta con aceptar la idea de que no existen los
derechos individuales inalienables. . . y pelotones de fusilamiento,
ejecuciones sin juicios, y una Gestapo o una GPU seguirán automáticamente, sin
importar quién tenga el poder, sin importar lo noble y lo benevolente que sean
sus intenciones. Esa es una ley de la historia. Puedes encontrar bastantes
ejemplos. ¿Puedes nombrar un solo contraejemplo? ¿Puedes nombrar un único caso
en el que un poder absoluto – en manos de quien sea – no haya terminado en un
horror absoluto? Y, por el amor de Dios, compañeros americanos, no seamos
totalmente imbéciles, démosle a nuestra inteligencia una pequeña posibilidad de
funcionar, y reconozcamos lo obvio: ¿qué es un poder absoluto? Es un poder que
posee todos los derechos y no tiene que respetar ninguno. ¿Importa si tal poder
está en manos de un dictador autoproclamado, o en manos de un órgano
representativo elegido? El poder es el mismo, y sus resultados serán los
mismos. Mira a lo largo de toda la historia. Mira a Europa. Y no te olvides,
siguen teniendo “elecciones” en Europa. No te olvides, Hitler fue elegido.
Ahora bien, si te das cuenta de qué forma tan
completa el totalitarismo intelectual ya tiene control sobre nuestro país, si
ves que no hay ni acción ni organización que defienda el único principio
anti-totalitario verdadero, el principio de los derechos individuales, te darás
cuenta de que hay sólo una cosa que podemos hacer: actuar al respecto y formar
dicha organización. Si realmente te opones al totalitarismo, a todo él, en
cualquier aspecto, forma o color, entonces te unirás a nosotros. Proponemos
unir a todos los hombres de buena voluntad que crean que la Libertad es nuestro
bien más preciado, que es más grande que cualquier otra consideración, sea cual
sea, que ningún bien se ha logrado jamás por la fuerza, que la Libertad no debe
ser sacrificada a ningún otro ideal, y que la Libertad es una entidad
individual, no una entidad colectiva.
No sabemos cuántos de nosotros quedamos en el
mundo. Pero creemos que somos muchos más de los que los totalitarios sospechan.
Somos la mayoría, pero estamos dispersos, desorganizados, silenciados y
desamparados. Los totalitarios son una minoría eficiente, organizada, y muy
escandalosa. Han aprovechado posiciones clave en nuestra vida intelectual y
hacen que parezca que ellos son la voz de América. Ellos pueden, si no se les
controla, secuestrar a América y convertirla en una dictadura. ¿Vamos a dejar
que se salgan con la suya? Ellos no son la voz de América. Nosotros lo somos.
Pero se nos tiene que oír.
Sin embargo, para ser escuchados debemos estar
organizados. Esto no es una paradoja. Los individualistas siempre han sido muy
reacios a formar cualquier tipo de organización. Los mejores, los más
independientes, los miembros que más trabajan y los más productivos de la
sociedad siempre han vivido y trabajado solos. Pero los incompetentes y los
inescrupulosos se han organizado. El mundo de hoy muestra lo bien que se han
organizado. Así que vamos a intentar lo que nunca se ha intentado antes:
organización contra organización. O sea, una organización para defendernos de
la inminente organización obligatoria que se tragará a toda la sociedad; una
organización para defender nuestros derechos, incluyendo el derecho a no
pertenecer a ninguna organización forzada; una organización, no para imponerle
nuestra ideología a nadie, sino para evitar que alguien nos imponga su
ideología usando violencia física o social.
¿Estás con nosotros?
Si eres consciente de que el mundo está yendo hacia
el desastre, pero no ves ninguna fuerza efectiva capaz de evitarlo –
Si estás deseando unirte a una gran causa y aceptar
una gran fe, pero no encuentras en ningún sitio ninguna causa o fe que te sea
ofrecida hoy –
Si no eres una de esas condenadas medusas para
quienes la palabra “Libertad” no significa nada –
Si no puedes imaginarte viviendo en una sociedad
sin libertad personal, en una sociedad en la que te dicen qué hacer, qué
pensar, qué sentir, en la que tu vida misma será sólo un regalo del colectivo,
a ser revocado cuando le plazca y en cualquier momento –
Si no puedes imaginarte entregando tu libertad por
cualquier bien colectivo, sea el que sea, y no crees que tal bien pueda jamás
ser logrado por ese tipo de entregas –
Si crees en tu propia dignidad y en tu propio
valor, y mantienes que tal creencia no es “egoísta”, sino que es tu mayor
virtud, sin la cual no vales nada ni para tus semejantes ni para ti mismo –
Si crees que es malvado exigir que tú debes existir
única y exclusivamente por el bien de sus semejantes, otorgándoles a todos y a
cada uno de ellos un derecho sobre ti –
Si crees que es malvado exigir que cada uno se
sacrifique por el bien de los demás, y que tal exigencia no hace más que crear
víctimas mutuas, sin beneficiar a nadie, ni a la sociedad ni al individuo –
Si crees que los hombres pueden decirte lo que no
debes hacerles a ellos, pero nunca pueden asumir la arrogancia de decirte a ti
lo que tú debes hacer, no importa cuántos sean ellos –
Si crees en el principio de que la mayoría rige
pero sólo si hay protección para los derechos de las minorías, ambos estando
limitados por derechos individuales inalienables –
Si crees que la mera mención de “el bien de la
mayoría” no es motivo suficiente para justificar cualquier posible tipo de
horror, y que quienes vociferan más fuerte “el bien de la mayoría” no son
necesariamente amigos de la humanidad –
Si estás harto de “izquierdistas”, “humanitarios”,
“místicos” e “idealistas” profesionales que te harían el bien como ellos lo
ven, aunque te mate, cuya idea de benevolencia en el mundo es un mundo de
esclavitud –
Si estás harto, disgustado, descorazonado, sin fe,
sin dirección, y lo has perdido todo menos tu valor –
– ven y únete a nosotros.
Hay tanto en juego, y queda tan poco tiempo. . .
Construyamos una organización tan fuerte, tan
segura y tan entusiasta como cualquiera de los totalitarios podría aspirar a
lograr. Sigamos nuestra fe con la misma consistencia con la que ellos siguen la
suya. Ofrezcamos al mundo nuestra filosofía de vida. Expongamos toda la
propaganda totalitaria en cualquier medio y en cualquier forma. Respondamos a
cada argumento, a cada promesa, y a cada “línea del partido” de los
totalitarios. Rechacemos cualquier concesión, cooperación o colaboración con
quienes predican cualquier marca de totalitarismo en letra o en espíritu,
en nombre o en realidad. No tengamos nada que ver con las organizaciones
“Frente”, sus agentes o sus ideas. No tenemos que proscribirlas por ley.
Podemos acabar con su existencia con un boicot social. Pero eso significa: nada
de concesiones. No hay concesiones entre la vida y la muerte. Tú no haces
concesiones con la peste negra. No toquemos nada contaminado por el
totalitarismo. Arranquemos las máscaras, saquémoslos a la luz y. . . dejémoslos
solos. Perfectamente solos. No hay “pro-soviéticos” o miembros de la junta
directiva “pro-nazis” en nuestra organización. No hay “benévolos” caballos de
Troya. Permanezcamos juntos, como ellos hacen. Ellos nos silencian, nos obligan
a salir de la vida pública, cubren los puestos clave con sus propios hombres.
Permanezcamos juntos, y ellos serán incapaces de continuar. Tienen millones de
dinero extranjero de su parte. Nosotros tenemos la verdad.
Como un primer paso y una primera declaración de lo
que abogamos, te ofrecemos los siguientes principios:
Creemos en el valor, la dignidad y la libertad del
Hombre.
Creemos:
- Que
cada hombre tiene derechos inalienables que no le pueden ser quitados por
ninguna razón en absoluto. Esos derechos son a la vida, a la libertad y a
la búsqueda de la felicidad.
- Que
el derecho a la vida significa que el hombre no puede ser privado de su
vida para la conveniencia de ningún otro grupo de hombres.
- Que
el derecho a la libertad significa libertad de decisión individual,
elección individual, juicio individual, e iniciativa individual; significa
también el derecho a estar en desacuerdo con otros.
- Que
el derecho a la búsqueda de la felicidad significa que el hombre tiene
libertad para elegir lo que constituye su propia felicidad personal, y
luchar para conseguirla; que esa búsqueda no es ni malvada ni condenable,
sino honorable y buena; y que la felicidad de un hombre no le puede ser
prescrita a él por ningún otro hombre, ni por ningún otro grupo de
hombres.
- Que
estos derechos no tienen sentido a menos que sean una posesión
incondicional, personal y privada de cada hombre, que le son otorgados por
el hecho de nacer, mantenidos por él independientemente de todos los demás
hombres, y limitado solamente por el ejercicio de esos mismos derechos por
otros hombres.
- Que
la única forma justa, moral y benéfica de sociedad es una sociedad basada
en el reconocimiento de esos derechos individuales inalienables.
- Que
el Estado existe para el Hombre, y no el Hombre para el Estado.
- Que
el mayor bien para todos los hombres puede ser logrado sólo a través de la
cooperación voluntaria de individuos libres para beneficio mutuo, y no a
través de un sacrificio obligatorio de todos por todos.
- Que
“voluntario” presupone una alternativa y una opción de elegir entre varias
oportunidades; y por lo tanto que incluso un acuerdo universal de todos
los hombres para tener un único curso de acción no es ni libre ni
voluntario si no hay algún otro curso de acción posible para ellos.
- Que
la independencia de espíritu de cada hombre y el respeto de los demás
hombres por esa independencia es lo que ha creado toda la civilización,
toda la cultura, todo el progreso humano, y ha beneficiado a toda la
humanidad.
- Que
la mayor amenaza a la civilización es la propagación del colectivismo, el
cual exige el sacrificio de todos los derechos individuales a los derechos
colectivos, y la supremacía del Estado sobre el individuo.
- Que
el bien común que tal colectivismo profesa tener como objetivo nunca puede
ser logrado sacrificando la libertad del hombre, y que ese sacrificio sólo
puede conducir a sufrimiento, estancamiento y degeneración general.
- Que
tal concepción del colectivismo es la mayor maldad posible, bajo cualquier
nombre, en cualquier forma, o para cualquier propósito, sea cual sea.
Esa es nuestra definición de Americanismo y del
estilo de vida americano. El estilo de vida americano siempre ha estado basado
en los Derechos del Hombre, en la libertad individual, y en el respeto a cada
personalidad humana individual. A través de toda su historia, esa ha sido la
fuente de grandeza de América. Ese es el espíritu de América que estamos
dedicados a defender y a preservar.
En la política práctica nos guiaremos por una
fórmula básica: de cada ley y cada concepción exigiremos la máxima libertad
para el individuo y el mínimo poder para el gobierno que sean necesarios para
alcanzar cualquier objetivo social determinado.
Si crees en esto, únete a nosotros. Si no,
enfréntate a nosotros. Ambas son tus prerrogativa; pero el único acto
verdaderamente inmoral que puedes cometer es estar de acuerdo con nosotros,
reconocer que tenemos razón, y luego olvidarte y no hacer nada.
Hay una cierta excusa, por pequeña que sea, para un
quintacolumnista abierto y honesto. No la hay para uno que sea inocente,
pasivo, subconsciente. De todas las cosas que te hemos dicho aquí, deseamos
estar equivocado en una sola: en nuestra primera frase. Demuéstranos que
estamos equivocados en eso. Únete a nosotros.
El mundo es un lugar hermoso, y vale la pena luchar
por él. Pero no sin Libertad.
# # #
Fuente:
“Journals of Ayn Rand” —
capítulo 10: Communism and HUAC (House Un-American Activities Committee).
Traducido por Objetivismo.org, con permiso del Ayn
Rand Institute. Derechos reservados.
Enlace a la versión original en inglés — Link to English version:
Enlace artículo original en español: http://objetivismo.org/A-Todos-los-Quintacolumnistas-Inocentes/
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