Los ecuatorianos le dijimos mayoritariamente (61 % la oposición vs. 39 % el continuismo): ¡Basta! a este proyecto totalitario, castro-chavista instaurado en Carondelet hace más de 10 años: la “década robada”, la “década farreada”, la “década desperdiciada”. Aunque para el gobierno y sus seguidores se trate de la “década ganada”, por la obra pública (con presunto sobreprecio) realizada. Donde tuvimos dos factores a nuestro favor: dolarización de la economía ecuatoriana y altos precios del petróleo (llegando su cotización a promediar los $ 90 el barril).
Debido a estos factores principales (y no a los modestos conocimientos de economía del presidente), es que se pudo realizar algún avance en obra pública. Así, de los $ 275 mil millones administrados en esta década, el 30 % corresponde a gasto público de inversión y el 70 % restante a gasto corriente: sueldos y salarios, gastos varios para el funcionamiento del sector público. De esos 80 mil millones señalados, se pudo haber ahorrado el 10 % ($ 8 mil millones), si este hubiera sido un gobierno de manos limpias, como reza la propaganda oficial.
Ahora los ecuatorianos nos aprestamos a una segunda vuelta electoral. La decisión para los electores será entonces entre totalitarismo comunista o democracia capitalista. ¡Queremos parecernos a Venezuela o queremos aproximarnos al mundo desarrollado! He ahí la cuestión.
Pablo Zambrano Pontón
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