domingo, 30 de junio de 2013

DIEGO OQUENDO Y PABLO ZAMBRANO PONTÓN (MERCOSUR)

Esta es una de mis más recientes entrevistas con el prestigioso Doctor y Comunicador Social: Diego Oquendo Silva, en el Programa "Buenos Días" de Radio Visión (Quito-Ecuador); donde compartí micrófonos con el Dr. Sebastián Mantilla, de Diario El Comercio de Quito.

Tema: Posible Ingreso de Ecuador al MERCOSUR

Enlace: (click aquí, no en las fotos): https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=_temi0HTpZM

Saludos cordiales y gracias por escucharla...





martes, 25 de junio de 2013

BUENAS Y MALAS NOTICIAS

BUENAS Y MALAS NOTICIAS
El gobierno ecuatoriano ha sido portador de buenas y malas noticias; entre las primeras tenemos: el combate a vándalos escudados en la “protesta social”, el apoyo a la minería responsable, la construcción de la Refinería del Pacífico, la consolidación de la dolarización, los proyectos de generación hidroeléctrica, la Ciudad del Conocimiento, las adecuadas relaciones deuda y déficit público frente al PIB, el crecimiento económico por sobre las medias regional y poblacional y las cifras de inflación menores a dos dígitos.
Como contrapartida, en el lado negativo tenemos: país refugio para gente perseguida por el “imperio”, posibles retaliaciones comerciales y/o económicas de EEUU (país al que van el 30% de nuestras exportaciones petroleras y más del 50% de las ventas internacionales totales), ambigüedad en la Ley de Comunicación respecto a la figura del “linchamiento mediático” (no está claro si éste aplica para casos de corrupción seguidos de cerca por los periodistas de investigación), posicionamiento interno contrario a la prensa y la libre expresión; mientras que afuera: “somos un Estado que defiende principios, antes que intereses”.
Conclusión: Conceder el asilo a Snowden, le da al gobierno beneficios políticos e incluso humanitarios, pero nos podría perjudicar económicamente.
 
 
 

domingo, 23 de junio de 2013

AMARTE ES UN PLACER (O TÚ O NINGUNA) By: Luis Miguel

Pido disculpas a los seguidores de este blog, orientado a la Economía y al Desarrollo, pero uno también tiene su corazoncito, por eso he decidido poner una hermosa canción de Luis Miguel; la considero un himno personal.

Qué la disfruten!

Saludos cordiales

PZP

http://www.youtube.com/watch?v=G6Hfz1la8hA&feature=share


AUTORITARISMO Y DESARROLLO (Carta al Director-El Comercio)

Los gobiernos de Lee Kuan Yew en Singapur, Park Chung Hee en Corea del Sur, Deng Xiaoping en China y Augusto Pinochet en Chile: consiguieron desarrollar a sus países. Receta: Dictadura política (que no haya disidentes que estorben su proceso) y apertura económica. Los gobiernos que sólo han tenido dictadura política: Cuba, Venezuela, Zimbabwe y Corea del Norte; pero que al mismo tiempo: han sido economías cerradas al mundo y la globalización, se han convertido en "fabricas de miseria".  Por eso en Ecuador, no me preocupa la nueva Ley de Comunicación; me sorprende y me llama la atención: el proteccionismo y la poca fe del gobierno ecuatoriano en la globalización, el capitalismo y la economía de mercado socialmente responsable.

La democracia y las libertades políticas deben ser responsables, caso contrario se convierten en anarquistas y vandálicas, donde cualquier descalificado disfraza su resentimiento, como: "protestas sociales". 

La democracia por sí sola, no garantiza el desarrollo; en cambio sí lo hace: la apertura al mundo y la economía de mercado combinada con políticas sociales (Economía Social de Mercado: modelo alemán o chileno).
 
Econ. Pablo Zambrano Pontón




Mis tres libros: Macroeconomía, Microeconomía y Economía Internacional.  Precios en librerías (Mr. Books y Librería Española- Ecuador): $ 45, $ 35 y $ 10, respectivamente (Inversión Total $ 90).  

Si me lo pides a mí directamente, a través de un mail a pabli_zam@yahoo.es  o a los teléfonos: 0994157213 (Claro) y 0998080329 (Movistar), tienes un importante descuento, porque los precios de los libros son: Macroeconomía ($35), Microeconomía ($25) y Economía Internacional ($10).  Inversión Total: $ 70 ($20 dólares menos en relación a las librerías, lo cual constituye un ejemplo microeconómico de diferenciación de precios, porque en las librerías ellos cobran una comisión del 35 al 40%).

Saludos cordiales y siempre a tus órdenes


Econ. Pablo Zambrano Pontón
CATEDRÁTICO, ESCRITOR Y ANALISTA ECONÓMICO



Pablo Zambrano Pontón y Mauricio Pozo en "Buenos Días"

Una excelente entrevista, la que compartimos el ex Ministro de Economía y Finanzas Ec. Mauricio Pozo y este servidor, en el magnífico programa radial denominado: "Buenos Días", con la conducción del prestigioso radiodifusor: Dr. Diego Oquendo Silva.  Tema: La Salud del Sistema Financiero Ecuatoriano, los primeros días del mes de mayo del 2013, luego de la crisis patrimonial, de solvencia y deterioro de cartera en el centenario Banco Territorial de la ciudad de Guayaquil.

Espero que la disfruten, a mí me pareció una excelente entrevista.  Saludos cordiales

Enlace de la entrevista (dale click aquí -NO en la foto- y escúchala):

http://www.youtube.com/watch?v=Lr2oIU1w_fk


Pablo Zambrano Pontón en "Regresando con Andrés Carrión"

Este es el enlace al audio de mi entrevista con Andrés Carrión, sobre Inversión Extranjera Directa en América Latina.  Gracias por escucharla...

Enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=KpFDR1-yuo8&feature=youtu.be







domingo, 9 de junio de 2013

PRINCIPALES ESCUELAS DE PENSAMIENTO ECONÓMICO


Pablo Zambrano Pontón
Universidad Central del Ecuador
Facultad de Ciencias Económicas
pabli_zam@yahoo.es

Datos del Autor:

Economista, Catedrático, Escritor y Analista Económico.  Título de Especialista en Comercio Exterior y Marketing Internacional, por la Universidad Politécnica de Madrid (2002).  Autor de los libros: “Microeconomía”, “Macroeconomía” y “Economía Internacional” (Ediciones Killari, enero 2012). 

Estas obras han sido calificadas por la crítica especializada como: “Libros inteligentes y de aporte positivo para la ciencia económica” (Dr. PHD Economía Aplicada: Pablo Lucio Paredes, prólogo); o como: “El Baldor de la Economía” (Ramiro Diez, programa radial en Sucesos, 101.7 FM, Quito-Ecuador). 



Resumen

Lo que se intenta, con el presente ensayo, es clarificar las dudas que existen, respecto a tres de las escuelas de pensamiento económico de mayor trascendencia a escala global – y en orden cronológico de aparición-: el liberalismo clásico, el socialismo marxista y el keynesianismo. 

El liberalismo clásico, se origina en los escritos del Filósofo escocés Adam Smith, considerado por muchos (entre los que me incluyo) como el “padre de la economía”, tras haber escrito su famoso libro: “La Riqueza de las Naciones” (1786); el socialismo alcanza relevancia internacional, después de que el Filósofo alemán Karl Marx, publicara su obra:“El Capital” (1867), criticando políticamente al naciente capitalismo industrial de aquel entonces; y, el keynesianismo, se funda en las teorías y los aportes macroeconómicos del economista inglés, John Maynard Keynes, tras la publicación de su libro: “La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero” (1936), como consecuencia de la “Gran Depresión” de la economía global.

Palabras Claves

Adam Smith, Karl Marx, John Maynard Keynes, Liberalismo, Socialismo, Keynesianismo, Estado, mercado, capitalismo, proteccionismo, intervencionismo, estatismo, eficiencia, competencia, sector público, sector privado, riqueza y pobreza.

Abstract
The intention with this essay is to clarify the doubts with respect to three of the schools of economic thought most significant global scale - and in chronological order of appearance-: classical liberalism, socialism and Marxist Keynesianism.

Classical liberalism, originates in the writings of the Scottish philosopher Adam Smith, considered by many (including myself included) as the "father of economics" after writing his famous book "The Wealth of Nations" (1786 ) socialism reached international relevance, after the German philosopher Karl Marx published his work: "the Capital" (1867), criticizing the nascent industrial capitalism politically at that time, and, Keynesianism, is based on the theories and macroeconomic contributions of British economist John Maynard Keynes, after the publication of his book "the General Theory of Employment, Interest and Money" (1936) as a result of the "Great Depression" of the global economy.

Key Words

Adam Smith, Karl Marx, John Maynard Keynes, Liberalism, Socialism, Keynesianism, state, market, capitalism, protectionism, interventionism, statism, efficiency, competition, public sector, private sector, wealth and poverty.


INTRODUCCIÓN

“Ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz, si la mayor parte de sus miembros es pobre y desdichada” (Adam Smith, filósofo y economista, considerado el Padre de la Ciencia Económica) (1)

“La economía inevitablemente tiene lugar en un contexto político, y uno no puede entender el mundo tal y como se presentaba hace algunos años; sin tener en cuenta el hecho político fundamental de los años 90: el hundimiento del socialismo, no sólo como ideología dominante, sino como idea con capacidad de mover las mentes de los hombres.  Aquel hundimiento comenzó, curiosamente, en China.  Sin embargo, es increíble constatar que Deng Xiaoping, lanzó a su nación a lo que resultó ser la vía al capitalismo en 1978, sólo tres años después de la victoria comunista en Vietnam y sólo dos años después de la derrota interna de los maoístas radicales que querían reanudar la revolución cultural.  Probablemente Deng no era del todo consciente de cuán lejos les llevaría aquella ruta; ciertamente, al resto del mundo, le costó mucho tiempo comprender que mil millones de personas, habían abandonado silenciosamente el marxismo” (Paul Krugman, Keynesiano, Premio Nobel de Economía, 2008). (2)

El motor de la historia, es la lucha de clases” (Karl Marx, fundador del socialismo marxista) (3)

 DESARROLLO DEL ENSAYO ACADÉMICO

1.      EL LIBERALISMO CLÁSICO

El liberalismo, como doctrina económica, defiende el libre mercado en lugar de la planificación estatal, planteada por los socialistas marxistas, y también por los keynesianos.  Adam Smith lo aclaró en su famoso libro: “La Riqueza de las Naciones”, cuando argumentaba en contra del mercantilismo proteccionista de Estado. En 1924, poco después de la revolución bolchevique, entonces frente al marxismo, el pensador liberal austriaco Ludwig von Mises, en un libro denominado “Socialismo”, demostró que en las sociedades complejas no era posible planificar el desarrollo mediante el cálculo económico, señalando: cualquier intento de fijar artificialmente la cantidad de bienes y servicios que debían producirse, así como los precios que deberían tener, conduciría al desabastecimiento y a la pobreza”. (Y parece no haberse equivocado, cuando en Venezuela observamos largas filas de gente, tratando infructuosamente de comprar productos básicos como: carne, leche, huevos, aceite, papel higiénico, entre otros).  (4)

Von Mises demostró que el mercado (la libre y voluntaria participación en las actividades económicas, de millones de personas que –como compradores o vendedores de bienes y/o servicios- toman constantemente múltiples decisiones orientadas a satisfacer sus necesidades de la mejor manera posible), generaba un orden natural espontáneo, infinitamente más armonioso y creador de riqueza, que el orden artificial de quienes pretendían planificar y dirigir desde un cómodo escritorio, la actividad económica.  Los liberales, en líneas generales, no creen en controles de precios y salarios, ni en  subsidios que privilegian una actividad económica en perjuicio de las demás.  Por el contrario: cuando las personas, actúan dentro del respeto a la ley y las instituciones, buscando su propio bienestar, suelen beneficiar al conjunto.  En palabras de Adam Smith: “El individuo en la búsqueda de su propio interés, fomenta el de la sociedad, más eficazmente que si hubiera intentado hacerlo”. (5).  Frase tan profunda que la verificamos a diario, cuando observamos empresas socialmente responsables que pagan salarios dignos a sus trabajadores y cumplen con el pago oportuno de sus impuestos.

Joseph Schumpeter, economista austriaco e ideólogo del mercado libre, demostró, que el estímulo más enérgico para la economía, era la intensa y constante actividad de los empresarios y líderes industriales, siguiendo el impulso de sus propios intereses y sus legítimos afanes de lucro. Los beneficios colectivos que se derivaban de la ambición personal eran muy superiores al hecho también indudable de que se producían diferencias en el grado de acumulación de riquezas entre los distintos miembros de una sociedad libre.  Pero, quien mejor resumiría esta situación, fue uno de los líderes chinos de la era post maoísta, cuando reconoció: “por evitar que unos cuantos chinos anduvieran en Rolls Royce, condenamos a cientos de millones a desplazarse para siempre en bicicleta”. (6)

Para el liberalismo, el rol fundamental del Estado debe ser mantener el orden y garantizar que las leyes se cumplan, mientras se ayuda a los más necesitados para que estén en condiciones reales de competir.  De ahí que la educación y la salud colectivas, especialmente para los miembros más pobres y jóvenes de la sociedad -una forma de incrementar el capital humano-, deben ser preocupaciones básicas del gobierno y sus autoridades.  En palabras simples: la igualdad que buscan los liberales no es la de que todos obtengan los mismos resultados, sino la de que todos tengan las mismas posibilidades de luchar por obtener los mejores resultados.

Los liberales creen que el gobierno debe ser reducido al mínimo que sea posible (Juan Ramón Rallo, un destacado economista español señala que el Gasto Público frente al PIB en España debería ser del 33% en lugar del elevadísimo gasto actual, que fue una de las causas de la grave crisis en ese país) (7), porque la experiencia les ha enseñado que las burocracias estatales tienden a crecer indefinidamente, fomentan el clientelismo político, suelen abusar de los poderes que les confiere la ciudadanía, y derrochan los recursos de la sociedad.  La historia demuestra que a mayor Estado, mayor corrupción y dispendio. Pero el hecho de que un gobierno sea reducido no quiere decir que debe ser débil. Debe ser fuerte para hacer cumplir la ley, para mantener la paz y la concordia entre los ciudadanos, para proteger la nación de amenazas exteriores y para garantizar que todos los ciudadanos aptos dispongan de un mínimo de recursos que les permitan competir en la sociedad.

Los liberales piensan que los gobiernos, no suelen representar los intereses de toda la sociedad, sino que conceden prebendas a los electores que los llevaron al poder o a determinados grupos de presión (sindicatos, cámaras empresariales, entre otros). Los liberales, dudan de la eficiencia de los gobiernos.  Adicionalmente, observan con cierto escepticismo: la función de redistribuidores de la renta, equiparadores de injusticias o motores de la economía; que los economistas keynesianos les asignan.

Como regla general y en promedio: los liberales prefieren que la oferta de bienes y servicios, descanse en los esfuerzos de la sociedad civil; canalizándose estas provisiones o suministros mediante la iniciativa de los particulares, antes que por medio de gobiernos insensibles a la frecuente irresponsabilidad de burócratas, o políticos electos (como estamos ahora mismo viendo que sucede en Venezuela, por la escasez generalizada de productos).  Cuando los liberales defienden la superioridad de la propiedad privada, por sobre la propiedad social o pública (en determinadas ramas de actividad) generalmente no lo hacen por ambición personal, sino por la convicción de que es infinitamente mejor para los individuos y para el conjunto de la sociedad, el que las actividades económicas sean desarrolladas en el marco de la libre competencia, y sin crearse monopolios legales y/o estatales. 

A propósito, Adam Smith, David Ricardo, Bastiat, John Locke, Schumpeter,  jamás defendieron a banqueros o empresarios.  Abogaron por un mundo en perfecta, plena y libre competencia; oponiéndose a los monopolios, por considerarlos ineficientes en términos sociales. Recordemos una de las famosas frases de Adam Smith, en contra de los oligopolios que coluden y actúan como monopolios: “Las gentes de una misma industria, rara vez se reúnen; sin que esas reuniones no acaben en una conspiración contra el público, para elevar los precios” (8).  Smith y los grandes liberales clásicos, defendieron empresas (como generadoras de producción, empleo e impuestos para la sociedad), no defendieron empresarios (como individuos particulares y a título personal).
2.      
     SOCIALISMO MARXISTA

El socialismo marxista, es más una ideología política antes que una doctrina económica.  Defiende un sistema social o comunitario, donde la economía se basa en la socialización (estatización) de los medios de producción (así, en oposición a la propiedad privada, hablan de la “propiedad social, común o colectiva”, de allí el término comunistas o colectivistas, es decir, preocupados de lo común, de lo colectivo, en oposición al individuo, a la persona, al ciudadano liberal).  Sus defensores, se caracterizan por una feroz crítica al capitalismo (tanto al liberal clásico como al interventor keynesiano.  A Keynes, muchos de ellos lo consideran simplemente: “un revisionista”). 

Es un término relacionado con el establecimiento de una clase trabajadora organizada, creada mediante un proceso revolucionario, que instaure: “la dictadura del proletariado”.  En la práctica, ésta más bien se convirtió: “en la dictadura del Estado”.  Entidad ubicada por encima de los ciudadanos, de las familias y de las personas.  Esclavizadas por funcionarios públicos prepotentes, represivos y autoritarios; en nombre del “bien común” y de la “lucha de clases”.

El voluminoso libro de Karl Marx “El Capital.  Crítica a la economía política clásica”, a lo largo y ancho de su libro, básicamente dice lo siguiente:

El capitalismo es un sistema que se basa en la explotación del hombre por el hombre... El capital variable es el que da origen a la plusvalía apropiada por el capitalista... La lucha de clases es el motor de la historia y en la medida que el obrero tome conciencia de ello, se desatará una violenta pelea por la toma del poder, con la victoria final del proletariado obrero sobre la burguesía capitalista-empresarial, originándose entonces el socialismo como fase previa al comunismo... Socialismo donde hay un Estado que realiza la mayor cantidad de actividades económicas; pero por ser injusto también, debe desaparecer para llegar al comunismo, donde todos seremos iguales, en un mundo lleno de abundancia y prosperidad.  Derrotándose por fin la injusticia, al eliminarse la posibilidad de nuevas crisis cíclicas, generadas por la acumulación del capital. (9)

El objetivo final del marxismo, no es ayudar a superar las crisis capitalistas, a ser más solidarios como algunos señalan; sino que su intención final, es destruir el capitalismo, construir el socialismo e implantar el comunismo.   

Desde la perspectiva marxista, el capitalismo es uno de los modos de producción que Marx estableció como estados o formas de la evolución histórica de la Economía, definidos por un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de relaciones de producción.  Es el siguiente al modo de producción feudal y, en la predicción del futuro que hace la teoría marxista, su lógica interna (acumulativa y especulativa) le conducirá a su desaparición y sustitución por un modo de producción más “avanzado”, más justo, más ético, denominado socialismo como fase previa al comunismo. 

“Aunque se puede remontar el pensamiento socialista a la Revolución Francesa (Babeuf, Fourier), a los llamados utópicos (Robert Owen, Saint-Simon) o a pensadores difíciles de clasificar, como Proudhon, fue la llegada de Marx la que, a mediados del siglo XIX, replanteó tanto la economía como la sociedad y la política.

Marx partía de fuentes clásicas (Adam Smith pero, sobre todo, David Ricardo en Economía y Hegel o Feuerbach en Filosofía), pero sus conclusiones eran absolutamente opuestas a las de ellos. Tanto él como Smith coincidían en el valor del trabajo, pero para Marx el empresario robaba el excedente (plus trabajo, plusvalía) a los trabajadores, que eran los que realmente lo producían.  Su teoría del valor, así como la de la acumulación de capital, sentaron las bases de una nueva doctrina: el marxismo o socialismo “científico”.

Para sorpresa del propio Marx, la revolución que él creía inevitable en los países capitalistas -explotadores- no llegó nunca.  Sus ideas (y alguna perversión de las mismas) triunfaron, sí, pero en países en los que, según la Historia, no debieron hacerlo; como la Rusia de los zares, Cuba, Corea del Norte o algunas regiones africanas”. (10)

En China por ejemplo, Andrés Oppenheimer en su libro: “Cuentos Chinos”, relata que un alto funcionario chino, concretamente el señor Hong Lei, el subdirector de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores, le dijo: “Nosotros seguimos siendo comunistas.  Lo que ocurre es que el comunismo es un ideal a largo plazo, que puede tardar doscientos o trescientos años en alcanzarse (…) Durante la década del cincuenta, nuestra percepción del comunismo no era la correcta.  Cometimos el error de adoptar políticas destinadas a implantar el comunismo de la noche a la mañana.  Sin embargo como ya lo decía Marx, el comunismo debe darse en una sociedad que ya alcanzó el bienestar material (…) Estamos construyendo el socialismo con características chinas.  Y en esta etapa, lo que caracteriza nuestras decisiones es el pragmatismo(11)

La definición marxista del modo de producción capitalista, se centra entonces, en el establecimiento de unas relaciones de producción, basadas socialmente en la existencia de proletarios desposeídos de todo tipo de relación con los medios de producción, que pertenecen al capitalista, con el que se ven obligados a realizar un contrato, por el que le venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario.  Es el capitalista el que organiza la producción, que en su aspecto técnico está determinada por un nivel de desarrollo económico propio de la época industrial, en que el capital ha adquirido el predominio sobre la tierra, que era la fuerza productiva dominante en los modos de producción anteriores (esclavismo y feudalismo).

La clave de la concepción marxista del capitalismo está en los conceptos de alienación (el hecho de que el proceso y el producto del trabajo le resultan ajenos al trabajador); y de plusvalía, o sea, la parte de la cantidad de trabajo incorporada por el trabajador asalariado al objeto de trabajo, que excede en valor a lo pagado por el salario (teoría del valor-trabajo).  En esa diferencia de valor estriba para Marx el beneficio del capitalista, puesto que es éste el que realiza el valor de lo producido mediante la venta en el mercado, que genera un precio, que debe ser superior al costo de producción, si es que la actividad económica, ha sido exitosa. 

La apariencia libre del contrato entre capitalista y trabajador, apenas enmascara la presión a la que está sometido este último, por la existencia de un ejército industrial de reserva, que es como Marx denomina a los desempleados.  La crítica marxista al capitalismo sostiene que este modo de producción contiene contradicciones inherentes que provocan crisis cíclicas.  Marx, en su libro El Capital, fundamenta esta opinión aduciendo que cada vez es más difícil para el capitalista valorizar su capital. Las relaciones de competencia a las que está sujeto el capitalista, le obligan a implementar de manera constante y creciente, nueva y mejor maquinaria, para incrementar la productividad del trabajo y de esta forma, vender sus mercancías a un precio más bajo que sus competidores directos.

De este modo, disminuye el componente "trabajo vivo" (la contratación de trabajadores) dando lugar a lo que Marx denomina "ejercito industrial de reserva" es decir, una considerable parte de la clase obrera que queda a la espera de un trabajo.  Esta espera forzosa que impone el capitalismo a la clase obrera, hace que este "ejercito industrial de reserva", se convierta, por un lado, en una importante masa de pobres e indigentes, y, por otra parte, en causa de la imposibilidad de que el salario ascienda rápidamente (debido al excedente de oferta en la fuerza de trabajo).

¿El socialismo marxista o comunista, ha servido para que los países que lo aplican, crezcan y se desarrollen? Para responder a esta pregunta, se pueden observar los casos de Cuba, en nuestra América Latina; o el de Corea del Norte en la lejana Asia.  Naciones cuya economía está profundamente anclada al irrespeto del mercado libre, a la casi nula propiedad privada, a la planificación de precios y a la veneración de un Estado obeso e ineficiente, donde no se ha conseguido crecimiento y desarrollo económico.  Reconociéndoles, ciertas conquistas sociales, que se las puede obtener también en una economía de mercado, que sea socialmente responsable, sin necesidad de irse al extremo de querer destruir el capitalismo a marchas forzadas, sustituyéndolo por un sistema socialista que ha demostrado su ineficiencia y su ineficacia; que ha sido proclive y generoso, eso sí, en fabricar y repartir miseria por doquier. 

Las ideas de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Trotsky (los principales representantes del socialismo marxista), fueron seriamente cuestionadas a fines de la década de los 80 del siglo XX, tras la caída cual efecto dominó del Muro de Berlín y de los Estados miembros de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas –URSS-), Cuba, por ejemplo, no ha sido un país que haya creado riqueza; ¡todo lo contrario!, más bien se ha caracterizado por distribuir pobreza, por fabricar y repartir miseria (prueba de ello es que las balsas no van de Miami a la Habana, sino al revés, como lo dice el cantante popular, Ricardo Arjona).  Así, tras más de 50 años de revolución socialista (de tinte marxista), ese país se debate en medio de intensas penurias económicas (incluso reconociéndole ciertos avances sociales en salud y educación).  Situación que contrasta con la que vive su clase política dirigente, los turistas y uno que otro afortunado, que sí han podido disfrutar de los encantos de la Isla; pues la gran masa de ciudadanos cubanos, están confinados a comer indefinidamente “moros con cristianos” y a vivir realmente en condiciones de estrechez, penuria y limitaciones económicas;  dada la ausencia de libertad económica, social, filosófica, cultural, política, de expresión y opinión.  Por más que siempre intenten vendernos la idea de que en ese país la parte social es todo un éxito (salud, educación, cultura y deportes), indudablemente el aspecto económico (la comida diaria de la gente), sencillamente no ha funcionado.   Sin economía de mercado, sin un sistema de precios libres, sin mayoritaria presencia de propiedad privada, en fin; la parte social o pública no puede ser sostenible, porque ¿de dónde saldrán entonces los recursos para financiar a los pobres?, ¿acaso sólo de Estado, han podido vivir las economías más desarrolladas? 
3.      
        KEYNESIANISMO

Otra doctrina esencialmente capitalista (aunque en este punto existen cuestionamientos de ciertos liberales que más bien la consideran socialista), constituye la Escuela de Pensamiento Keynesiana, en homenaje a su fundador, el economista inglés: John Maynard Keynes.

Keynes junto con Friedman, forman parte de los más importantes pensadores económicos del siglo XX.  Aquél fue uno de los propulsores del Estado intervencionista, habiendo sido candidato político por el partido liberal en su natal Inglaterra.  Se puede no compartir las ideas keynesianas en su totalidad, pero fue él, a través de sus aportes teóricos macroeconómicos y el impulso a la demanda efectiva por la vía del Estado, quien salvó al mundo capitalista de la Gran Depresión de los años 30 del siglo XX, cuando no fracasó el liberalismo: falló el libertinaje económico, el egoísmo, el individualismo, la falta de solidaridad y la ambición desmedida, reflejada en el capital financiero especulativo, que superó con creces al capital productivo (las denominadas “burbujas”, donde el sector financiero y el capital especulativo, se reproducen con mayor velocidad, que el sector real de la Economía).  Entonces, había dinero en grandes cantidades, pero la producción, no iba a tono con esa excesiva liquidez.  Se presentó una depresión económica (caídas de la producción y el empleo), en términos alarmantes.  En EEUU, por ejemplo, 1 de cada 4 norteamericanos, estaban sin empleo (Tal como pasó en España en 2012).  Por eso Keynes, recomendó, la activa intervención del Estado en la economía, para reactivar la demanda efectiva (en base al consumo), tratando de impulsar el pleno empleo de la población.  ¡No siempre, ni en todo momento!  

Keynes, fue un economista británico, cuyo pensamiento tuvo una fuerte repercusión en las teorías económicas (especialmente en la Macroeconomía), así como también en las políticas fiscales de muchos gobiernos.  Keynes y sus seguidores de la posguerra, destacaron no sólo el carácter ascendente de la curva de oferta agregada (o total de la Economía), en contraposición con la visión clásica (para la cual, la oferta agregada es estática), sino además la inestabilidad de la demanda agregada, proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los altibajos en la confianza de los inversionistas (Llamados por este economista: “espíritus animales”, en inglés: “animal spirits”). 

Dado este énfasis en la demanda agregada, Keynes propuso el uso de políticas fiscales y monetarias activas, que sirvan para contrarrestar las perturbaciones en la Economía; por lo cual es particularmente recordada, su política de intervencionismo, donde el Estado utilizaría medidas fiscales y monetarias, con el fin de mitigar, los efectos adversos de los períodos recesivos (caídas de la producción y el empleo) o expansivos (subida de la inflación), es decir, trató de remediar las fluctuaciones cíclicas, siempre presentes en la actividad económica (políticas anti cíclicas). 

La gran mayoría de economistas, considera a Keynes, uno de los principales fundadores de la macroeconomía moderna, compartiendo honores con: Friedman, Von Misses y Hayek, pues pese a sus incuestionables diferencias ideológicas, los une la pasión y su enorme vocación por la investigación económica de carácter científico.

Keynes aceptó una cátedra de economía en Cambridge, financiada personalmente por Alfred Marshall, desde la cual comenzó a construir su reputación.  Pronto fue nombrado para la Comisión Real de Moneda y Finanzas de la India, donde mostró considerable talento para aplicar la teoría económica a los problemas prácticos. 

Sus habilidades fueron muy demandadas durante la Primera Guerra Mundial.  Trabajó con el consejero del ministro británico para asuntos financieros, y para el Tesoro de Su Majestad en asuntos financieros y económicos.

Su muy popular expresión "A largo plazo todos estaremos muertos..." ("In the long run we are all dead"), es frecuentemente citada y nos muestra, que él reconocía que sus teorías debían ser aplicadas con extrema prudencia, es decir, sólo para hacer frente a una crisis recesiva, de modo alguno, durante largos períodos de tiempo, donde pudieran registrarse déficits fiscales crónicos, que alimenten las tensiones inflacionarias.

La Gran Depresión de la Economía mundial iniciada a partir de 1.929, contribuyó en  gran medida al surgimiento de la Macroeconomía como ciencia y en consecuencia, al aparecimiento de las ideas Keynesianas; pues una gran parte del mundo desarrollado, sufrió una gran disminución de la producción y un aumento significativo de las cifras del desempleo.  En EEUU por ejemplo, la desocupación de la fuerza laboral, llegó al alarmante porcentaje del 25% (1 de cada 4 norteamericanos estaban desocupados). 
Este acontecimiento histórico devastador, puso en la palestra del debate las teorías de los economistas clásicos, quienes presagiaban que las fuerzas del mercado, con su perfecta movilidad y flexibilidad, impedirían un intenso y enorme desempleo, como el que realmente padeció la economía mundial en la década de los treinta del siglo XX. (12)

Fue en este sombrío escenario, cuando aparecieron las teorías impulsadas por el economista británico, John Maynard Keynes, esbozando el trayecto de la macroeconomía moderna, al explicar con mucha solvencia técnica, el fenómeno de la Gran Depresión, recomendando paralelamente, políticas económicas concretas para combatirla.

La obra económica más importante de Keynes, fue la “Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero”, publicada en 1.936.  Además, éste economista británico, intervino en la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1944 y del sistema monetario internacional (en Bretton Woods), luego de la segunda guerra mundial.  En otras palabras, el FMI y el Banco Mundial (BM), son hijos de Keynes y no son producto de ningún “neoliberal”.

La teoría fundamental de Keynes, gira en torno al hecho, de que las economías de mercado no se autorregulan siempre, es decir, no aseguran altos niveles de producción y bajos índices de desempleo en forma regular.  Al contrario, afirmó Keynes, las economías presentan una tendencia a la inestabilidad, por estar sujetas a grandes vaivenes, que se deben al menos parcialmente, a los cambios entre optimismo y pesimismo que intervienen en los niveles globales de inversión empresarial privada.  Un giro al pesimismo en los directivos empresariales particulares, induce a un violento descenso en la inversión, que consecuentemente provoca, una disminución de la producción y los índices de empleo.  (Menor inversión privada, ocasiona caídas en la producción y el empleo, es decir, recesión).

Keynes argumentó con gran vigor, que una vez presentada una catástrofe de la magnitud que tuvo la “Gran Depresión”, las fuerzas de mercado por sí solas, no la pueden suavizar, ni eliminar con celeridad.  Esto se debe en alguna medida, a que varios precios fundamentales de la economía, especialmente el nivel promedio de salarios, no son muy flexibles y no se movilizan rápidamente, cuando surgen impactos adversos que estremecen la Economía.  Keynes recomendó, que son necesarios ajustes claves en las políticas macroeconómicas, especialmente en el gasto público y en la tributación, así como en la política monetaria, para combatir los declives económicos y conseguir estabilidad.  Uno de los postulados de Keynes, decía que los Gobiernos pueden y deben instrumentar políticas de estabilización, para impedir o contrarrestar las declinaciones económicas.

Luego de 25 años de terminada la Segunda Guerra Mundial, las sugerencias de política económica esbozadas y analizadas profundamente por Keynes, gozaron de amplia aceptación universal; había una gran conciencia entre las autoridades económicas mundiales, de que los Gobiernos podían impedir las depresiones económicas por medio del manejo expansivo de la política fiscal y monetaria.   Una gran porción de las economías del globo, crecían velozmente, sin depresiones económicas de consideración y sin altas inflaciones, parecía que había llegado una nueva era de estabilidad macroeconómica.

Sin embargo, en los años 70 del siglo XX, el mundo fue testigo del oscurecimiento del panorama económico, empezando a disminuir la confianza en las recomendaciones de política económica keynesiana.  Gran parte del mundo sufrió en carne propia, un nuevo fenómeno económico conocido técnicamente con el nombre de “estanflación”, es decir, la perversa conjunción de estancamiento económico y desempleo, combinado con elevada inflación.  (Estanflación = Desempleo + Inflación).

CONCLUSIONES

1.      El socialismo marxista, promovido por muchos intelectuales en América Latina y en otros países alrededor del mundo; ni siquiera cuenta entre sus filas, con representantes que hayan sido galardonados con el Premio Nobel de Economía (instituido por la Academia Sueca desde 1968); y muchos economistas (o filósofos como Karl Popper), la consideran una mera ideología política, antes que una doctrina que forme parte del campo de estudio de la ciencia económica.  (Es más política, que científica).

2.      La doctrina keynesiana es de corto plazo, sirve (y muy bien) para salir de las recesiones; pero a mediano y largo plazo, e incluso deformada y malinterpretada por sus seguidores, ha generado inflación y enormes déficits fiscales (en EEUU y el sur de Europa: Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España, por ejemplo). 

3.      Economistas como: Rudiger Dornbusch, Stanley Fischer, Milton Friedman y Edmund Phelps, llegaron a la conclusión de que el modelo keynesiano es útil en el corto plazo y el modelo clásico liberal, lo es en el largo plazo.  En tal sentido, los economistas pragmáticos (aquellos que no son dogmáticos, extremistas, ni radicales ortodoxos), recomiendan tanto economía clásica liberal, como economía keynesiana, según las circunstancias específicas y particulares.  Así, en épocas recesivas, es el Estado el llamado a intervenir en la Economía, pero una vez que ésta se recupera, necesariamente se deben emplear los instrumentos doctrinarios de la teoría liberal, para conseguir desarrollo socioeconómico de largo plazo, sin tensiones inflacionarias; a las que lamentablemente conllevaría, la utilización indiscriminada de la política keynesiana, por la vía del déficit fiscal crónico y recurrente, financiado incluso con emisión monetaria, sin respaldo en el crecimiento productivo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(1)   Smith, A. (2001).  La Riqueza de las Naciones. Madrid: Alianza Editorial S A.
(2)   Krugman, P. (2009).  El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual.  Barcelona: CRÍTICA, S.L.
(3)   Marx, K. (1999).  El Capital: crítica de la economía política.  México: Fondo de Cultura Económica.
(4)   Montaner, C.  (Junio, 1994).  ¿Qué es el Liberalismo?, http://www.biblioteca.cees.org.gt/topicos/web/topic-794.html
(5)   Smith, A.  ibídem
(6)   Montaner, C.  (14 de septiembre del 2000).  Liberalismo y neoliberalismo en una lección.  http://www.ilustracionliberal.com/10/liberalismo-y-neoliberalismo-en-una-leccion-carlos-alberto-montaner.html
(7)   Rallo, JR.  (10 de noviembre del 2012).  Hay que reducir el Estado al 33% del PIB.  Entrevista con Juan Ramón Rallo, parte II.  http://diego-sanchez-de-la-cruz.libremercado.com/2012/11/10/la-alternativa-liberal-de-juan-ramon-rallo-entrevista-parte-ii/
(8)   Smith, A.  ibídem.
(9)   Marx, K.  ibídem
(10)                      E-PESIMO. (16 de noviembre del 2008).  De la mano invisible de Adam Smith… al triunfo del capitalismo intervenido de Keynes.  http://e-pesimo.blogspot.com/2008/11/mercados-de-la-mano-invisible-de-adam.html
(11)                      Oppenheimer, A.  (2006).  Cuentos Chinos. México: Random House Mondadori SA.

(12)                      Skidelsky, R (1998).  Keynes. Madrid: Alianza Editorial S A

LA INVERSIÓN EXTRANJERA PRODUCTIVA: ¿TEMA IDEOLÓGICO?


Lo que necesitan los pobres no es caridad, sino salarios. Y ¿cómo los conseguimos? Teniendo empleos dignos. Y ¿cómo obtenemos eso? Mediante inversión directa nacional o extranjera.  Y ¿cómo captamos inversión? Ahorrando más (la nacional) o atrayéndola del extranjero; mediante:

1) Estabilidad Macroeconómica, 2) Seguridad Jurídica (no cambiar leyes a cada momento); 3) incentivos tributarios (exonerándolas de tributos los tres primeros años, por ejemplo); 4) acuerdos comerciales con Europa, EEUU y el sudeste asiático; y, 5) la inversión productiva es un tema pragmático y de mercado, que supera los aspectos ideológicos.

A esto le añadiría: preferir la socialdemocracia de mercado: chilena, peruana, brasileña, colombiana y uruguaya; antes que el fracasado socialismo marxista: cubano, venezolano, boliviano, argentino y nicaragüense. 

Ecuador debería abrirse al mundo e insertarse sin miedos en la globalización capitalista, abandonando el proteccionismo estatista de la "Teoría de la Dependencia" (años 60-70 del siglo XX)..

Atraer inversión extranjera productiva, no es un tema ideológico, es un aspecto netamente pragmático y realmente progresista.

Econ. Pablo Zambrano Pontón


Foto: Mi papá, Aníbal Zambrano Zuñiga, colocándome la Bandera del Pabellón Nacional (como el mejor alumno) del Colegio Juan de Velasco en Riobamba-Ecuador.  Saludos querido padre, en el Día de tu cumpleaños, espero que te sientas feliz y orgulloso de haberme formado como un hombre de bien y de provecho para la sociedad.